Saturday, December 24, 2011



Ahora que regresa el vinilo...


Lado "A"(los que no gustan del acento "psi" pueden ir directo al lado "B")

Cuento de año nuevo


"Traumatología"






El deseo no es anhelo.
Tan sencillo es decirlo,
como volverlos a empastar.



Lo venía anunciando, sin saberlo, cada vez que hablaba del aburrimiento de veinte años de hospital. Que no es aburrimiento sino sensación de no llegar. Que debería hacer más para crecer en su profesión. Que de nada le sirve conformarse con que ya-no-es-como-en-la-época-de-mi-viejo-ahora-la-medicina-la-practican-proletarios. Y en todo eso, dos veces, exactamente dos, como al pasar: "el otro día en mi franco ayudé a una amiga a vender carteras en unas reuniones que organiza con mujeres".

Tiempo después lo que era detalle toma la escena por asalto: "me estoy dedicando a la venta de carteras en casi todos mis días libres...". Necesita confesarme, así dice, que parecerá un delirio pero que jamás sintió con la traumatología la adrenalina y el placer que le llegan de lo oscuro cuando tiene a todas esas mujeres frente a sí, fascinadas por ese pasamanos de carteras y palabras. Sus palabras. Ha descubierto una danza erótica entre el cuero y su decir asediando el oído de sus clientas. No las suelta hasta hacerles sentir las ganas de comprar. "El deseo de comprar", dice ella.

Lo que sigue es su debate entre el valor y el furor. El valor de ser médica y el furor de esas misas que le oficia a las mujeres hasta que resignan la muralla y el dinero. ¿Cómo decirle al padre doctor que ella está haciendo lo que hace?.

Y en eso pasan los meses. Hasta que un día define sus amarras y su espada: "se van a la puta que lo parió mi padre y su medicina". Renuncia al hospital. Avanza sobre las ventas y el triunfo de lo que ella llama deseo: la doctora de ayer es la vendedora de hoy. Ya no hay pudor ni qué dirán, sólo una espada asestando un tajo seco en las sogas de "papá". Y la nave va.

Hasta que un día se encrespa el cauce: "me cuesta confesar esto... no sé si podré decírtelo". Pero dice. Desde hace algunas semanas padece de un impulso irresistible. Cuando sus clientas están absolutamente entregadas al vaivén de carteras en oferta, se aprovecha de sus gulas para abrirle la billetera a alguna distraída y robarle.

Después de esto no es fácil seguir hablando, me aclara. Su silencio se prolonga hasta que empieza un reproche flagelante. Que persiste. Un día, dos, tres. La espero. Y en eso estoy cuando le escucho: "¿quién hubiera dicho?... ¡dejé la medicina para convertirme en carterista!". Repito "carterista" y corto la sesión de psicoanálisis.




Desde entonces han pasado semanas. Varias semanas. Hoy, en la última sesión del año, me cuenta que se siente menos triste. Por cierto, ya no roba. No por moral sino por falta de tiempo: "carterista" la ha tenido muy ocupada. Como un animal sonoro una y otra vez esa palabra ha venido desgarrando la superficie lustrosa de lo que se daba por ya escrito y entendido de su anhelo. El de la medicina de ayer, el de las carteras de hoy. Ya a esta altura "carterista" no es palabra sino tajo. Éste sí verdadero tajo.

Preocupada por los deseos que no se anima a pensar para el brindis de fin de año, de repente me dice:
"Estoy más loca que una cabra. Ahora que me quedé sin padre y medicina empecé a fantasear con volver a la profesión".

"¿A cuál?", le pregunto.

"A la medicina, obvio".

"Por eso: ¿a cuál?", vuelvo a preguntar.

Calla, asiente con la cabeza, suspira: "¿habrá otra?".

Su pregunta es el filo que corta la sesión. Cae y rueda por el piso el silencio que nos queda. Resuena, reverbera. Ni ante un brindis inminente el deseo se reduce a cuestiones del anhelo, sus historias con culpables, sus convidados de piedra.


Lic. Guillermo Cabado


(las obras pertenecen a la pakistaní Shahzia Sikander)




Un comentario psicoanalítico sobre este cuento en:
http://cabado.blogspot.com.ar/2011/01/lo-saludable-segun-el-psicoanalisis.html


*****
Lado "B"


Cuento de Navidad
."OCRE"

Dedicado a Harvey Keitel y William Hurt,
a su lenta conversación
envuelta en la bruma de “Cigarros”




Un mes y diecisiete días es lo que demora en suceder una casualidad. Estuve en los jardines del museo un primero de noviembre por la mañana. El sol cosía verde con verde y las esculturas de la exposición tendían a la sombra. Entre todas ellas un hombre y una mujer permanecían sentados en un banco. Eran de plástico transparente y quien los diera a luz les había imaginado carne de hojas secas en todo el considerable cuerpo y cáscaras de mandarina en el músculo del corazón.

Un mes y diecisiete días es lo que demora en suceder una casualidad. El 17 de diciembre por la casi noche volví a encontrar a la pareja en la calle, lejos del museo y de Belgrano. Estaban como muertos, abandonados sobre un cesto para bolsas de residuos entre los árboles de la calle El Salvador. Cómo no reconocerlos. El con su cabeza como una gran nariz, ella con el mismo gesto insólito de ensueño. Dudé qué hacer. Quise llevármelos a casa, a pocas cuadras de allí, pero apenas levanté al hombre me di cuenta de cuánto pesaban esos desangelados. Fui a cambiarme de ropas, estaban sin bañarse seguramente desde hacía días, siglos. Regresé con ayuda casual: Daniela, de visita, aceptó colaborar sin hacer preguntas sobre esos seres.

Caben demasiados imprevistos en dos cuadras y media. Estábamos por llegar hasta la pareja sobre cesto de residuos cuando vi dos cartoneros avanzando en dirección contraria hacia el mismo objetivo. Empecé a correr desesperado por llegar primero. La calle es así: no abundan los encuentros ni los hallazgos, acaso sean lo mismo, y los codos son un buen recurso de las malas artes. Llegué a ellos. Para protegerlos tracé con mi torso un arco convexo sobre la perpendicular del cesto. Los hombres pasaron de largo con sus carros. Acaso el plástico no cotice como el cartón. O tal vez intuyeran las dificultades por venir. Yo no.

Descolgué al hombre de plástico y hojas. Tenía un olor espeso, como de muerto. En ese momento no me di cuenta de que ya lo había decidido: solamente lo llevaría a él. Dos hubiesen sido demasiado tamaño y demasiado olor para una casa. Lo cargamos tomándolo de las axilas y de las piernas. Ya nos íbamos cuando vi que el corazón estaba tirado en el piso. Se lo puse y emprendimos el regreso.

Caben demasiados imprevistos en dos cuadras y media. Por sobre la cabeza de Daniela vi de repente la luz azul y nerviosa de un patrullero detenido en la esquina. Presentí lo que iba a suceder: no pudimos pasar con el cuerpo sin evitar las sospechas policiales. “Buenas noches”. Buenas noches. “¿Qué le pasó?”. Miré al oficial. Era un modo discreto de preguntarle ¿qué le pasó a quién?. Entendió: “al hombre que está cargando”, me dijo. El aspecto de la víctima volvía agua entre los dedos cualquier respuesta que yo intentara.

Demorados, sin antecedentes pero sospechosos. Para peor un inesperado descubrimiento de los federales: el corazón aquel no pertenecía al hombre sino a ella. “¿Con qué fin le habíamos quitado el órgano cardíaco?”. Juro que sólo entonces vino a mi memoria la imagen de la pareja sentada en el jardín del museo Larreta: él apoyaba el brazo en el respaldo, la mujer inclinaba su cabeza hacia el hombro del varón. Y el corazón, naranja de mandarinas, como florecido, latía sobre su pecho, el suyo de ella. “¿Qué hace este tipo con ese corazón?”, insistió el hombre azul en la comisaría. Deseché el atajo de la pregunta como repuesta (“en las condiciones en que la encontré, ¿para qué podía necesitarlo ella?”).

.
.
Abandono de persona. Robo de órganos. Imputaciones que no me dejaban pensar. Tampoco aún ahora logro argumentar. Este pesar no cede y no puedo saber si esa luz azul y nerviosa que no cesa de latir es la del patrullero que persiste o acaso sea la luz única con que decidí alumbrar este año el árbol navideño. Como sea, el hombre de carne de hojas ocre está sentado junto a mí. Y en el silencio de esta noche su imagen me mantiene despierto: ¿qué hace un hombre con el corazón de una mujer?.
.


diciembre de una navidad
Guillermo Cabado


(la escultura en cuestión fue presentada en el Museo Larreta en la muestra “Esculturas en el jardín XII”, se tituló “Corazón de mandarinas” y su autora Carlota Petrolini; fue la única obra plástica de las muchas que vi durante el año de esa navidad, que reencontré en la calle. “Cigarros" es esa encantadora película basada en un guión de Paul Auster y que recomiendo mirar para calentar el alma)



Sunday, October 02, 2011


Presentación en el 39no CONGRESO DE MEDICINA RESPIRATORIA

Conferencia sobre aportes del psicoanálisis al neumonólogo en cesación


A veces la relación médico-paciente
comienza a girar en redondo,
es cuando algo se invierte de un modo imperceptible...


"¿QUÉ HACER A LA HORA DEL 'dejate curar'?"

(disertante: Lic Guillermo Cabado)



Martes 11 de octubre, 10 hs en el hotel Hilton


(si el subtitulado no se visualiza completo,
dar clic en la parte superior de la pantalla donde dice "Las horas")




(escena de "Las horas"; Nicole Kidman interpretando a Virginia Woolf)


Página oficial del Congreso (clic aquí)



Thursday, July 14, 2011




Apuntes de viaje
a través del
seminario IX de Lacan


"LA IDENTIFICACIÓN"




- 3 -

ALREDEDOR DE LA PRIMER CLASE (15/11/61) (1)




Ic, "El amor es un sentimiento cómico" (PNL esfera)


a"Suponed incluso, dice Aristófanes, que mientras reposan en el mismo lecho,
Hefestos -es decir, Vulcano, el personaje con el yunque y el martillo- se yerga ante ellos (una pareja de amantes) munido de sus utensilios y que prosiga así:
a'¿No es esto -el objeto de vuestros anhelos- aquello de lo que tenéis ganas: identificaros lo más posible el uno al otro, de manera que ni de noche ni de día, os separéis el uno del otro?"

a(Lacan, sexta clase del seminario VIII, el subrayado es mío)





En lo previo de este cuaderno de bitácora, después de haberme detenido en las viscisitudes del amor húmedo y la identificación al falo, había arribado a un punto enigmático de la primer clase del seminario IX:

"He ahí pues dónde se terminaba la transferencia, el año pasado. (...) Les he puntualizado sin poder decirles más que había ahí una referencia oculta en un cómico, que es el punto más allá del cual yo no podía empujar más lejos lo que yo apuntaba en cierta experiencia, indicación, si puedo decir, que hay que volver a encontrar en el sentido oculto de lo que podríamos llamar los criptogramas de ese seminario"

¿Quién es ese cómico?.

Luego: ¿cuál la referencia oculta en él?...

Encontrar las relaciones que estructurarían a los criptogramas de aquel seminar
io es tarea que aquí no intentaré encarar, aunque adelanto mi hipótesis: de tal criptograma lo que se obtiene es una frase de una sola letra que se repite una y otra vez: a.
Por otra parte conviene decir que al hablar de criptogramas Lacan está haciendo resonar su concepción de la letra y su cifrado, asunto que comenzará a abordar un poco más tarde en este seminario sobre la identificación (2)

Voy hacia esas preguntas y veré qué logro ubicar en este espacio que pretendo breve...



(valga apenas como un divertimento esférico:
dos superficies pegadas o identificadas, en el sentido de la topología combinatoria)


Un analizante le habla a su analista. Al hablarle se queja de la chica con la que viene saliendo desde hace un par de años:

"Me vino con toda esa lata de lo que ella estudia, la programación neurolingüística. Dice que yo me defiendo con una 'esfera' en la que no dejo entrar a nadie... ¡Ma' qué esfera!. Es simple: yo no quiero compromiso, quiero independencia... No es tan raro lo que deseo, ¿no?: todos mis amigos ni han llegado a los 40 y ya están separados. A mí no me cabe la historia de 'hasta que la muerte nos separe' ".

(inserto una apostilla:
tanto afán de independencia dice suficientemente sobre su adhesión a la demanda de compromiso.
Pero si lo que importa es del orden del agieren,
del orden de lo que hace con lo que dice, 
conviene preguntarse aquí mismo:
¿qué hace con esos dos términos?...
¿una disyunción o una conjunción?,
¿vel excluyente o alienante?,
¿v o ^?;
en fin, freudianamente: cuando me habla, ¿se trata de un hacer anal o fálico?)



En el final de la sexta clase del seminario VIII Lacan se ocupa de aquél que en El Banquete de Platón "es el único que habla en serio del amor": Aristófanes. Y al hacerlo retoma lo que había deslizado al inicio de ese seminario: "el amor es un sentimiento cómico". Retoma así un hilo que había desplegado tres años antes con Moliere (3).


En su discurso Aristófanes plantea un mito sobre seres esféricos que fueran cortados por la mitad y que desde entonces andan por el mundo buscando recuperar su otra mitad. Esta escena de la película "Hedwig and the angry inch" evoca ese relato del padre de la comedia antigua:





¿Dónde está el resorte de lo cómico en el planteo de Aristófanes?.
Aquí es necesario recordar el distingo que Lacan hiciera el 10/4/57 en su seminario IV, siguiendo a Freud: no es lo mismo lo cómico que el witz, la agudeza del chiste.
El primero se juega en la imagen que se desbarata de repente como quien pisa una cáscara de banana, en el pasaje a lo absurdo (no exento de cierto toque ingenuo).
Así por ejemplo el Arnolphe de "Escuela de mujeres" de Moliere se pasea durante buena parte de la obra con su imagen de "a mí nadie me hará cornudo". Y de repente, zas, esa imagen se cae a pedazos (a la hora del amor le importa tres belines si es o no cornudo).
Sin embargo Arnolphe nada se preguntará sobre qué lo ha tenido durante todo este tiempo vinculándose de este modo con las mujeres.
En este sentido lo cómico no enfrenta al sujeto a su deseo inconciente.

En cambio, otro sería el cantar si tras lo cómico (e incluso lo tragicómico)
Arnolphe se las viera con la opacidad de su hacer con las mujeres.
En ese caso se toparía con algo que en lo cómico está oculto:
el "paso-de-sentido"(4). 
Ése que se produce en la concepción de la esfera que Platón retomara de los pre-socráticos en su "Timeo"("ella es redonda, es plena, está contenta, se ama a sí misma y, sobre todo, no tiene necesidad de...", evoca Lacan).

Lacan lee en "El banquete" una irrisión, un ponerse a reir de aquella esfera, cuando en el discurso de Aristófanes, se desliza, se hace pasar una cosita... un objeto metonímico, un algo que gana su peso por lo que se escabulle más que por lo que explicita (5).
Una risa (esto no está explicitado por Lacan allí, necesitamos leerlo en lo que dice)
que no responde a lo cómico ya, sino al chiste.
Con el paso-de-sentido también hay un pasaje de lo cómico al chiste.
Pasaje que no deja de tener importancia en un seminario donde está en juego el pasaje del amor al deseo.

Allí Aristófanes narra cómo, en esos seres cortados por la mitad, el genital es desplazado a otro punto del cuerpo para favorecer el acople con la otra mitad (6).
Pero Lacan observa en aquella reunión en la que se iniciaba el solsticio de invierno del 61' 
(7)"está claro que aquello sobre o cual el rodeo del texto insiste aquí es sobre el pasaje de los genitales a la cara anterior, lo que no quiere simplemente decir que llega ahí como posibilidad de copular, de conjugarse con el objeto amado, sino que literalmente el pasaje de los genitales a la parte anterior viene con el objeto amado en esta especie de relación de sobreimpresión, casi de sobreimposición. Este es el único punto donde se traiciona, se traduce, la función del órgano genital"



Así las cosas, si en la cópula de recuperar la completud se trata, ahora entre las dos partes media un elemento tercero... el falo (que si es traducción de "genital", traiciona todo vestigio anatómico: cuando traducimos por "falo", la pura anatomía está perdida). Pero. Con el falo siempre hay un pero: a la hora de la completud si el falo es el puente (8) también es su fracaso (faceta que convendría hacer resonar en lo entre-dicho sobre la publicidad en el eslabón anterior de esta serie de comentarios sobre el inicio del seminario IX).

Así como en el seminario V su afirmación de que el amor es un sentimiento cómico no quedaba justificada por su desarrollo (por cierto, en la reunión del 18/12/57 en una misma parrafada pasó de afirmar que el amor no es "en sí mismo cómico" sino "el eje alrededor del cual gira todo lo cómico" a soltar segundos después que "el amor es un sentimiento cómico"), sí quedaba claro que así planteado el amor aparecía justo en el punto donde podría esperarse una pregunta del sujeto por su deseo (pregunta que pondría en cuestión la completud narcisista). Ahora, con esta "irrisión" de la esfera, el sentimiento cómico implica un potencial registro del fracaso de mantener excluido al deseo (por primera y única vez, dice Lacan, Platón hace entrar al órgano genital en un discurso sobre el amor 

La esfera platónica así leída por Lacan ya no coincide con el Eros platónico (Eros que cuestionaba en su seminario I, y que controponía al amor-pasión). Un Eros platónico al que Freud supo adherir pero no así Lacan (9)


(sol, tierra y luna, esferas y cosmología presente en el relato de Aristófanes)

Cierro estas notas volviendo a aquel analizante y su defensa de la independencia ante la demanda de compromiso:

Un tiempo después de aquella sesión, la situación con su chica se modifica radicalmente. Ella deja de resultarle alguien ubicable, calculable: hay algo en la muchacha que para él se ha vuelto opaco. Coincide con sus amigos cuando le dicen, plenos de sentido (común): "¡si ella ahora te interesa tanto, es porque dejó de darte bola...!". 

Conviene no engañarse; sentidos tan plenos suelen encubrir lo que esse entrevé sin pies ni cabeza
Punto exacto en el que surge, en el amor, el resorte que es propio de lo cómico: 

aquel valioso objeto llamado "independencia" ahora es lo que menos cuenta para él; empieza a desesperar por cadenas y un Vulcano que lo funda con su media naranja. Aún más: ¡está dispuesto a estudiar neurolingüística si eso le permite hacer Uno con ella, esféricamente!.


Toda esta historia es la de un pasaje. 
Erótico.
No es diversa en su estructura a aquella otra que Lacan evocara en su seminario V cuando propone pensar al amor como un sentimiento cómico: la historia del viejo Arnolphe en la comedia de Moliere "La escuela de las mujeres" (10).


Pero sería un problema si el pasaje se redujera a lo que va de la valiosa independencia al valioso compromiso con la novia.

No sería de extrañar ver aparecer el endiablado vaivén de la dialéctica fálica del del deseo:
"por abrazar la independencia ya vi lo que perdía, pera ahora que me jugué por el compromiso empiezo a evocar por su ausencia aquella independencia...Bueno la corto y elijo, algo tengo que perder"

Nótese que tras toda esta perorata con la que a veces se construye no sé qué ideal de salud psicoanalítico ("en la vida siempre hay que renunciar a algo"), lo que se sostiene es la idea de que "yo puedo elegir lo que elijo cuando deseo"

(esto último resuena no sólo en este fotograma sino en toda la idea de la película "Matrix") 

Es justamente en este punto donde la idea del agalma vendrá como anillo al dedo para romper con esa perorata.
Al punto de comprometer la concepción del deseo.

Con la idea del agalma, el pasaje será más bien
 el que va de algo objetivable ("lo que deseo es tal cosa"
a un más allá de cualquier objetivable

Y por cierto, mal haría la novia en cuestión en creer que puede obtener de esta transformación milagrosa (10) alguna receta de cómo interesar a un partenaire ("mirá para otro lado y él se morirá por estar con vos").

No hay recetas que reproducir
apenas algo localizable, retroactivamente, en una relación entre lugares.
(metáfora, metonimia, topología... varias cosas que pensar en esta instancia)



(sileno, de curioso parecido con ese Sócrates que en breve tomaría la palabra en El Banquete)

Cierro.
Me parece que conviene sostener esta pregunta:

¿qué relación hay entre esos vaivenes identificatorios ("independencia"/"compromiso", o el posterior "ella estudia PNL"/"yo estudiaré PNL")
y
ese paso-de-sentido (sin-sentido) ubicable en el amor, "ese resorte de lo cómico, que es siempre en su fondo por esta referencia al falo", tal como lo nombra Lacan al cerrar la sexta reunión de su seminario VIII?


Creo que ésa es una de las preguntas que convienen
a la hora de dar el paso que me propongo para la próxima:
abordar el momento en el que en la clase inaugural del seminario IX empiece a hablar de ese término con mala prensa que resultaba ser la identificación.


Dicho todo esto me despido dejándolos en compañía de la omnipresente esfera,
ahora paseándose por el discurso de la programación neurolingüística
(PNL):






Hasta la próxima


Guillermo Cabado


(todos los post de esta serie se pueden ver bajo el ítem "SEMINARIO IX de Lacan" que se encuentra en el índice de este blog, a la derecha)


(1) Notas provenientes de un segundo recorrido por el seminario IX que desde el 2010 comparto con mis colegas Claudia Martínez, Ilde Dadoli, Gloria Alrá y Silvana Spinozzi. Todos los fragmentos de las clases de los seminarios de Lacan, excepto expresa indicación en contrario, han sido extraídos de sendos establecimientos de texto, traducción y notas producidas por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA.

(2) Hace un tiempo encontré una apreciación diferente de este pasaje del inicio del seminario IX, en la que se considera que Lacan estaría anunciando criptogramas prontos a ser deslizados en el seminario que estaba iniciando y no en el que había concluido recientemente. Toda la secuencia que desemboca en este comentario me indica que esta refiriéndose al seminario sobre la transferencia. Aquella otra interpretación la hallarán en esta presentación de la edición impresa del nro 31 de "Referencias en la obra de Lacan" (el comentario sobre "El perro andaluz" se ubica en la clase del 21/2/62 del seminario IX). Clic aquí

(3) El 18/12/57, en la séptima clase de su seminario V, "Las formaciones del inconciente", Lacan se ocupará de la comedia antigua y de la nueva comedia, la que él ubica a partir de Menandro hasta la contemporaneidad. Y define un eje para éstas, validándolo en Hegel cuando su auditorio lo cuestione: su protagonista, el "sujeto cómico", es alguien obsesionado con un objeto metonímico, pero que se las arregla para que su "sí mismo" se mantenga intacto (la versión Seuil reemplazó ese sí mismo de la versión estenográfica por un "ello", freudiano, que le da otro sentido al asunto). Así el amor, como lo cómico, permite no poner en cuestión "la esencia interior". Así Lacan retorna a esa altura de su enseñanza a la consideración del amor como narcisista. Y enseguida se ocupa de precisar al resorte cómico a través de la comedia de Moliere, "La escuela de las mujeres" (clic)

(4) Uso esta expresión que es la que utiliza en la clase ya referida del seminario V porque es lo que me parece que estará en juego en lo que dice en el seminario VIII sobre la irrisión de la esfera platónica. La expresión en francés, traducida como "paso-de-sentido", es "pas-de-sens", y guarda un equívoco ya que también puede traducirse como "sin-sentido". Apunto: en el seminario V todavía Lacan no se ha planteado que no hay Otro del Otro. Cuestión que surgirá en el siguiente seminario, pero como las cosas no nacen de un repollo, me pregunto en qué ese paso-de-sentido es un indicio de su movimiento hacia dicho planteo del seminario VI, justo después de "La significación del falo". Varios años después, el 21/1/70, durante la cuarta reunión del seminario XVII, "El reverso del psicoanálisis", Lacan dirá: "el sentido, si puede decirse así, se encarga de ser. Hasta no tiene otro sentido. Sólo que, desde hace cierto tiempo, se vio que esto no llegaba a dar el peso de la existencia precisamente. Cosa curiosa, el sinsentido sí que pesa. Se te pone en el estómago. Y el paso ("pas": tanto "paso" como "no") fue mostrar que esto es lo ejemplar del chiste, la palabra sin pies ni cabeza" (texto establecido por Jacques A. Miller, pag 60 de la edición de Paidós)


(5) La parte por el todo es válida aquí si precisamente la parte vale como significante, es decir: sin referente. Luego la parte no remite a ninguna totalidad. El peso de la metonimia en tanto una pérdida de significación, una experiencia que pone en el horizonte el sinsentido.

(6) Así la idea del pequeño Hans con su fontanero bien podría pasar por comedia aristofánica, con ese peso además que suelen tener algunas "comicidades ingenuas" de los niños: nunca se sabe cuándo tienen el peso de un chiste, donde ya no hay ingenuidad alguna.


(7) De hecho al iniciar esa reunión del 21/12/61 Lacan hace referencia al inicio del solsticio para enseguida comenzar a desplegar una serie de referencias a la astronomía que no sólo retoman el inicio de la conferencia que dictara poco antes de iniciar el seminario sobre la transferencia y que conoceremos como "Subversión del sujeto...", sino pivoteando sin explicitarlo con la concepción de aquel presocrático que Freud destacara tanto en "Análisis terminable e interminable", Empédocles:  "Pero aquí merece nuestro interés aquella doctrina de Empédocles tan próxima a la teoría psicoanalítica de las pulsiones que uno está tentado de afirmar que ambas serían idénticas, si no mediara el distingo de que la del griego es una fantasía cósmica, mientras que la nuestra se ciñe a pretender una validez biológica. Es cierto que sustrae a esta diferencia buena parte de su significado la circunstancia de que Empédocles atribuyera al universo el mismo carácter animado que al ser vivo singular."

(8) "Puente" es un término no inocuo cuando se trata de adentrarse en un seminario donde la topología tiene protagonismo: fue Euler en la corte de San Petersburgo a quien se le asigna un rol protagónico en el descubrimiento de la topología (en el sentido en que producir es descubrir a la hora de la teoría del valor). Sucedió al ocuparse de resolver un problema de recorrido que involucraba siete puentes de la ciudad natal de Kant, Königsberg (clic aquí)


(9) Freud, en "Resistencias contra el psicoanálisis""Lo que el psicoanálisis llama sexualidad en modo alguno coincidía con el esfuerzo hacia la unión de los sexos  a la producción de sensaciones en los genitales, sino más bien a lo que expresa el término general y abarcativo de Eros en El Banquete de Platón". Lacan, ya tempranamente, en su seminario I: "Igualmente la cuestión del amor de transferencia ha estado desde siempre ligada, muy estrechamente ligada, a la elaboración analítica de la noción de amor. No se trata de amor en tanto que el Eros -presencia universal de un poder de lazo entre los sujetos, subyacente a toda la realidad en la cual se desplaza el análisis- sino del amor-pasión, tal como es vivido concretamente por el sujeto como una suerte de catástrofe psicológica". En definitiva es esa condición de pasión del ser la que vuelve irrisoria a la esfera.

(10) Arnolphe, como mucho después Humbert Humbert con Lolita, se obsesiona con una niña: Agnes. Para leer la obra ver la referencia "4".

(11) El término "milagro" no es aquí coloquial. Responde al planteo que hace Lacan sobre el amor en el inicio del seminario sobre la transferencia.


Sunday, May 15, 2011


Apuntes de viaje
a través del
Seminario IX de Lacan
"LA IDENTIFICACIÓN"

- 2 -





ALREDEDOR DE LA PRIMER CLASE (15/11/61) (1)



I, b - De UMA THURMAN a JULIA ROBERTS: el falito fanfarone.
(o "Falo y publicidad en Italia y más allá")


Retorno al cuadro de Botticelli que citara en el envío anterior (2). Al hacerlo ya me encuentro en el terreno donde algunas asociaciones especializadas en bulimia y anorexia me parece que pierden la brújula, ingresando en batallas contra la publicidad (3) . Quizás en estas apostillas de viaje pueda esbozar algo al respecto. Por lo pronto, necesitaría volver a montar la escena que Lacan despliega implícitamente en el final del seminario VIII con aquella pintura del renacimiento italiano:



("strike a pose": "ponete en pose")


Afino el lápiz. Si a esta imagen de una campaña argentina publicitaria de prendas para teen agers le quitamos las marcas de la contemporaneidad nos queda "El nacimiento de Venus":




¿Cuál es la escena implícita que monta Lacan al hablar de este cuadro en la clase en cuestión?. Formulémosla en términos de una relación entre lugares: allá, enfrente, esa imagen del otro investida de cierto no qué que nos agita ("Venus, o también Lolita") y aquí, de este lado, el Yo de turno (ya sea la joven que quiere ser como esa Venus que tiene enfrente; o bien el señor o la dama que no quiere ser... sino poseer a la Lolita que tiene enfrente)


Como sea, tanto la joven que se identifica a la imagen del otro/a cargada de cierto no qué, de valor agalmático...


(recordarán a Uma Thurman identificada a la Venus de Botticelli)



.... como también Humbert Humbert en su deseo de poseer a Lolita, esa nínfula "rodeada de un mar vasto y brumoso" (4)



... ambos, la joven y el señor, invisten la imagen del otro,
haciendo pie en una medida: "falo".


Medida que se propone como respuesta a la pregunta más desequilibrante para el Yo y su sed de consistencia: "¿qué desea el que aquí habla?".


De estas cuestiones se ocupa Lacan cuando, tras referir a la pintura en cuestión, traza este esquema:


A ver si le puedo seguir los pasos:


"Nosotros supimos identificarla en la ecuación simbólica, para emplear el término de Fenichel, Girl=Phallus (niña=falo). Pues el falo, ¿qué nos enseña?, sino que se articula aquí, no de otra manera, sino, ha­blan­do con propiedad, de la misma; que el falo, ahí donde lo vemos sim­bó­licamente, es justamente ahí donde no está, ahí donde lo suponemos bajo el velo".



(manos y cabellos llevados allí por Botticeli como velo; su función, acaso no premeditada: hacernos ver detrás lo que no hay)



Pasando por escenas donde se trata de partenaires, Lacan va introduciendo un instrumento, la topología (es decir: una relación entre lugares) para poder atravesar esas historias que una y otra vez escuchamos en el consultorio sin quedar enredados en un asunto de personajes. Así las cosas, nuestro eje es que lo que sucede allá en esa imagen del otro/a (no importa que tal imagen sea la que proviene de un vidrio espejado o la que proviene de una persona de carne y hueso) no es sin lo que sucede aquí. Agrega:

"Si se ha manifestado en la erección del deseo, es de este lado del espejo; ahí donde está, es ahí donde no está. Si está ahí ante nosotros, en ese cuerpo deslumbrante de Venus, es que jus­ta­men­te, en tanto que no está ahí y que esta forma está investida, en el sen­ti­do en que lo hemos dicho recién, por todos los atractivos de todos los Triebregungen (mociones pulsionales) que la rodean por fuera; el falo, él, con su carga, está de este lado del espejo, en el interior del recinto narcisista" (el subrayado es intromisión mía).

Si bien este pasaje todavía no se desprende del problema del interior/exterior (habrá que esperar a la utilización de la topología de superficies en el seminario "La identificación") ya permite establecer una relación entre lugares que nos permita, en el abordaje del deseo, no reducirnos a un planteo de relación entre individuos. Es porque aquí sucede algo, que allá esa imagen del otro puede estar investida. Y dice Lacan que investir en alemán (besetzt) tanto implica cargar de (de libido en este caso) como también rodear un blanco central en el objeto investido. Un blanco central en la imagen del otro que implica que hay algo en nuestro objeto que se sustrae a lo visible. Hay algo, cierto no qué en ese cuerpo emergente ("en estado de forma fascinante"), más precisamente detrás de él, en tanto velo, que no es atrapable con ninguna enumeración de atributos (5).


¿Pero qué es lo que sucede aquí, que lleva a investir del modo en que lo hacemos a esa chica allá? (a esa chica, o a ese chico... o también, llegado el caso, a la imagen de ese perejil (6) que hace las veces de analista...). Lacan lo grafica así:




Ese campo aquí, desde el que sale la flecha hacia las aguas de allá, las que rodean a esa suerte de isla emergente (ese blanco central de nuestra esplendorosa Venus o Lolita
(7)) da cuenta de una relación aquí, de este lado del espejo. La relación que hay entre "el objeto de deseo y su obturación fundamental" (8). Esa relación que resulta ser el núcleo de nuestro narcisismo y que aquí voy a nombrar, jugando con el regungen freudiano, como "eso que en el decir se agita" y del que ninguna objetivación da cuenta. Eso que a la altura del seminario VIII podemos llamar el falo real en el cuerpo propio (9).

Esa
Venus/Afrodita es investida no sin algo que aquí se agita y no logro más que mal enmarcar allá, gracias al falo, en alguna articulación simbólico /imaginaria. Investida allá con un valor fálico, de cuyo espejismo se sirve también la publicidad.


Falo, significante e identificación, una relación a desplegar y problematizar. Esa posta es la que el seminario VIII le pasa al seminario IX. Mientras la efectúa en la clase inicial de este último (sirviéndose de entrada no más de la imagen de una "falsa isla" que va a la "deriva", verbo sensible a la noción de pulsión), Lacan desliza una enigmática referencia a ciertas pistas que desperdigara en el seminario VIII bajo la forma de "criptogramas".

Hacia ellos trataré de dirigirme la próxima. Por eso los dejo con esta publicidad italiana en la que Julia Roberts es la Venus de Botticelli. Vale como puente que nos pone en la pista, si es que resulta válida mi hipótesis:

el hilo de esos criptogramas estaría en una frase ubicable en el seminario VIII, pero que enraiza en el seminario V (el de "Las formaciones del inconciente"):
"el amor es un sentimiento cómico". Acaso los publicistas italianos estén bien advertidos de lo que en ella se entredice...


(tras el buen acople del café y el brillo de la sonrisa de Julia, el señor de anteojos le explica a nuestra Venus que en Italia saben hacer tres cosas: hacer el amor, hacer reír y hacer el café; luego, ante el reclamo de su compañero por el reparto de saberes, le responde con una pregunta: "¿es que vos sabés hacer bien el amor?") (10)


Guillermo Cabado



(todos los post de esta serie se pueden ver bajo el ítem "SEMINARIO IX de Lacan" que se encuentra en el índice de este blog, a la derecha)



(1) Estos apuntes y apostillas van precipitándose al calor de la revisita, varios años después de haber ingresado a él con la guía de Mirta Balma, que desde el 2010 realizo de este seminario IX en el marco de un grupo de trabajo en el que nos hemos convocado con mis colegas Claudia Martínez, Ilde Dadoli, Gloria Alrá y Silvana Spinozzi.Entre clínica, arte y producciones de nuestra cultura actual, estos apuntes no son sin los intercambios con mis colegas.
Por otra parte: todos los fragmentos de las clases de los seminarios de Lacan, excepto expresa indicación en contrario, han sido extraídos de los sendos establecimientos de texto, traducción y notas producidas por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA.

(2) Recuerdo que en el inicio del seminario IX, Lacan indica que cerró su seminario anterior, "La transferencia en su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas", hablando de la identificación bajo una forma mítica. Se refería a la clase final de aquel seminario, el 28/6/61, donde citara el cuadro de Botticelli, "El nacimiento de Venus".

(3) Energía luchadora que podría tener otro destino si los que emprenden el combate le pegaran un vistazo al mapa que Lacan dibujó mientras leía la "Introducción del narcisismo" de Freud; es decir: el esquema óptico. Cabe apuntar algo que excede a las posibilidades de este espacio: un modo de poner a jugar ese "mapa" es cruzarlo con dos películas puestas en serie: "Vértigo" de Hitchcock y "El tiempo" de Kim Ki-duk. La explicación detallada del esquema óptico puede ubicarse en "Observación sobre el informe de Daniel Lagache: 'Psicoanálisis y estructura de la personalidad'" en Escritos II, pág 627, de Jacques Lacan.


(4)
"Lolita" de Nabokov. Capítulo 5 de la primera parte

(5 ) Curiosa particularidad si se la pone a jugar, por ejemplo, en el campo de la publicidad, donde lo que se busca es definir atributos del objeto exhibido que sean compartibles por la masa de consumidores. Sean cientos o millones los que conforman dicha masa, la empresa está dispuesta a invertir en publicidad si lo que se presenta al que está sentado aquí frente al televisor puede hacerlo formar parte de una comunidad, unificarlo con todos los otros consumidores
: "viste, yo también soy re-personal". Podrán escuchar los ecos de un diálogo con la obra de Freud, "Psicología de las masas y análisis del yo". Referencia que está puesta a jugar desde el inicio de la clase del seminario VIII de la que hablamos: sucede al principio "silenciosamente", mientras Lacan realiza un interesante comentario sobre el modo en que él encara el problema de hablar en su seminario a un público en el que se encuentran varios de sus pacientes. Después, con el avance de dicha clase, las referencias al tercer tipo de identificación que Freud precisa en el capítulo 7 de "Psicología de las masas"

(6) Porque si algo enseña el triángulo Alcibíades-Sócrates-Agatón en El banquete de Platón a la luz de la lectura que nos propone Lacan durante su seminario sobre la transferencia, es que perejil puede ser un buen término para estos que nos sentamos enfrente, o detrás, del paciente. Aclaración para los amigos de otros países: "perejil" es un término que solemos usar en Argentina para aludir a personas que suponemos algo lelas, o decididamente tontas.


(7) Lo que aquí está en juego es cómo diferenciar a la imagen del otro de ese objeto parcial que participa de la imagen sólo en tanto que está "velado". Recordar por lo demás la red de términos que están presentes en la clase final del seminario VIII y que toman su valor sólo por su relación oposicional: mar, madre, amor húmedo, y luego fuego (red que en el envío anterior apenas si esbocé como invitación a recorrer la clase completa).

(8) Quien tengan ocasión de leer la versión establecida por Rodríguez Ponte podrá hallar respecto de este punto la referencia a una de las discusiones que un grupo de psicoanalistas franceses estableciera oportunamente con la versión establecida por Jacques A. Miller del mismo seminario, habida cuenta de que en la versión de éste la relación que subraya Lacan era planteada como siendo la que habría entre objeto de deseo y núcleo central del narcisismo: "este contrasentido es el primer signo de un contrasentido global del texto establecido por Miller para esta sesión", cita Ponte que decía aquel grupo de analistas en el libro que publicaran en 1991: "Para una transcripción crítica de los seminarios de Jacques Lacan".


(9) Equívocos como los que podrían producir términos como "propio" cu ando se habla del cuerpo que está en juego en el deseo y el goce, o "interior del recinto narcisista" como desliza Lacan en el párrafo citado más arriba, son los que llevaron, entre otras cosas, a que Lacan apelara a la topología en el seminario IX.

(10) Agradezco la ayuda de la profesora de italiano Lidia Pasini para destrabar la traducción de algunos pasajes de la propaganda



Tuesday, April 19, 2011



Apuntes de viaje
a través del
Seminario IX de Lacan
"LA IDENTIFICACIÓN"


- 1 -


Zozobra es un buen término para arrancar esta serie.
Me propuse organizar una serie de ideas, imágenes, dudas, preguntas que se me van disparando a medida de que vuelvo a pasar por un seminario al que hace varios años ingresara por primera vez con la guía de Mirta Balma.
Desde el 2010 nos venimos reuniendo con mis colegas
Claudia Martínez, Ilde Dadoli, Gloria Alrá y Silvana Spinozzi alrededor de la lectura de este seminario IX.
Entre clínica y arte, estos apuntes
deudores de los intercambios semanales con mis colegas,
buscan un puerto.
Acaso él sea ellos.
Uno nunca sabe
.



ALREDEDOR DE LA PRIMER CLASE (15/11/61) (1)



I, a - UMA THURMAN. O el falo y el mar


Como tantas veces sucediera, al empezar su seminario Lacan nos remite al anterior. Así sucedió aquel 15 de novimebre de 1961 en donde arrancara su seminario IX: "conviene que hablemos de la identificación de otro modo que bajo la forma, podemos decir mítica, bajo la cual la dejé el año pasado" (1). Alude allí a la clase final del seminario sobre la transferencia, sucedida el 28 de junio.

¿Cuál era esa forma mítica?...




(Uma con apenas cuatro años más que la Lolita de Nabokov; escena de "Las aventuras del Baron Muchausen")



Por cierto, a principios de la década del 60' Thurman no había entrado en competencia con su referencia, el clásico de Botticelli, "El nacimiento de Venus", que Lacan citara en aquel cierre de su seminario VIII: "el nacimiento de Venus Afrodita, hija de la espuma. Venus saliendo de la onda, cuerpo erigido por encima del oleaje del amor amargo. Venus - o también Lolita (...) Nosotros supimos identificarla en la ecuación simbólica, para emplear el término de Fenichel, Girl= Phallus". Tampoco Stanley Kubrick había estrenado su versión cinematográfica de la novela a la que alude Lacan (2).



Evocar ese cuadro implicaba hacer resonar, sin explicitarlas, al menos dos cuestiones: la referencia a la Afrodita Urania que menciona Pausanias en su discurso en "El banquete" (3), aquella nacida del encuentro entre el mar y el pene de Urano, seccionado por su hijo Cronos y arrojado a las aguas; y la referencia a que, según muchos historiadores del arte, Botticelli produjo su obra en diálogo con "Las metamorfosis" de Ovidio. Respecto de este último punto acaso no resulte trivial recordar esta definición del Lacan de 1949 en "El estadio del espejo...": "...una identificación, en el sentido pleno que el análisis da a este término: a saber, la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen" (4). Justamente será la relación entre identificación e imago una de las cuestiones que Lacan problematizará durante su valioso seminario IX.

Que Lacan evocara ese cuadro del pintor renacentista no es sin esto que dice en aquella misma clase final de su seminario sobre la transferencia: "¿no sería mucho más simple que este sujeto diga 'Yo deseo'?. Pero decirlo no es tan simple. Es mucho menos simple (...) que decir 'Yo amo', oceánicamente, como se expresa Freud...". Esta observación trae ecos de lo que Lacan apuntara varias clases antes en ese mismo seminario, en la cuarta reunión, cuando ubica un movimiento clave que hace Sócrates respecto del amor, interrogarlo: "¿amor?, ¿amor de qué?. Del amor pasamos así al deseo".

Estamos en el campo del amor húmedo. Amor húmedo que es tributario del "sentimiento oceánico" del que Freud se ocupara en "El malestar en la cultura", expresión que toma de un amigo suyo que le hiciera llegar cierta objeción sobre su modo de abordar la cuestión religiosa. Tomo una pequeña frase que dice Freud respecto de tal sentimiento, la dice al final del apartado I de "El malestar...": "ese ser-uno-con-el-todo, implícito en su contenido ideativo".

Ser-uno-con-el-todo...

Amor húmedo
(madre y mar, revolotean sonoramente en francés allí: mère y mer ) (5).

Amor húmedo que durante toda esa clase de cierre del seminario VIII hace contrapunto con el fuego que viene desde el principio del seminario cuando nos contara un enigmático relato para hablar del "milagro" del amor. Ahora, ya en el final del seminario, el fuego rodea cierto objeto sonoro (6) que Lacan señala en el centro de la zarza ardiente con la que Moisés se encontrara en el antiguo testamento (Éxodo, 3). Eso que resuena en el "Yo soy lo que soy" (7).

En el próximo contacto retomaré a esa Venus Afrodita erigida en medio del amargo amor húmedo. Mientras tanto los dejo con este pequeño hallazgo en la WEB. Importan poco mis gustos; siglos de humanidad se agitan cuando alguien se pregunta como Sócrates ante Alcibíades, "¿por qué me elegís?":





Hasta la próxima


Guillermo Cabado


(todos los posteos de esta serie se pueden ver bajo el ítem "SEMINARIO IX de Lacan" que se encuentra en el índice de este blog, a la derecha)



(1) Todos los fragmentos de las clases de los seminarios de Lacan, excepto expresa indicación en contrario, han sido extraídos de los sendos establecimientos de texto, traducción y notas producidas por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA.

(2) Eso sucedería en 1962, en París más exactamente en noviembre de aquel año, ya finalizado incluso el seminario IX. Cito un pasaje de Nabokov en relación a la asociación que hace Lacan entre Lolita y Venus: "entre los límites de los nueve y los catorce años, surgen doncellas que revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o más veces mayores que ellas, su verdadera naturaleza, no humana sino nínfica (o sea demoníaca). (...) Se advertirá que reemplazo términos espaciales por temporales. En realidad querría que el lector considerara los "nueve" y los "catorce" como los límites -playas espejeantes, rocas rosadas- de una isla encantada, habitada por esas nínfulas mías y rodeada de un mar vasto y brumoso" (primera parte de "Lolita", de Nabokov: http://libros.literaturalibre.com/wp-content/uploads/2008/12/l-vn-librosliteraturalibrecom.pdf )

(3) Es durante la cuarta clase, 7/12/60, en que Lacan se ocupa de Pausanias en "El banquete" de Platón. Según Carlos Bembibre, versado psicoanalista en cuestiones griegas, es recomendable la traducción que de "El banquete" hiciera Victoria Juliá, de la cual no hay versión libre de descarga en internet. Consultar en tal caso Editorial Losada: http://www.editoriallosada.com.ar/masinfo.php?id=655&coleccion=24

(4) "El estadio del espejo como formador de la función del Je, tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Escritos I, pag 87. Su vinculación además con "el término antiguo imago".

(5) En esta línea, en determinado momento de la clase Lacan usará esta expresión: "barrera contra el Pacífico del amor maternal". Apunta Ricardo Rodríguez Ponte que Diana Estrin recuerda que esa expresión juega con la referencia a la novela de Marguerite Duras, "Un dique contra el Pacífico". La referencia a las inundaciones (en Indochina) y un modo de avance materno sobre su hija resuenan en la mención. Lamento no haber hallado la novela subida a la WEB, como para compartirla (sí está "El amante"). Mientras tanto me topé con que en el 2008 se filmó una versión de "Un dique...": http://www.imdb.com/title/tt0931285/ .

(6) Convendría apuntar que también es sonoro ese no sé qué que Alcibíades identifica en su deseado Sócrates.

(7) En el medio de todo ese desarrollo Lacan desliza una referencia a la enuresis que me parece que resulta de mucho interés, en particular para aquéllos que atienden niños.


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