Friday, April 25, 2014



UNA BREVE TRILOGÍA SOBRE EL AMOR
(3 perlitas tempranas,
desperdigadas en el seminario II de Lacan)

- El engaño del casamentero
- El espejismo amoroso
- La fidelidad


> HOY <

EL ENGAÑO DEL CASAMENTERO 
(a partir de la suerte de un "capo" de la televisión,
va un cuentito temprano de Lacan)




(trilogía construida en 2014 como parte de la propuesta de 
abordaje del libro "El amor Lacan de Jean Allouch)


"Las cuentas del alma
no se acaban nunca de pagar"
(Rubén Blades)


Hace unos días escuché en la radio un comentario respecto del casamiento - separación - vuelta a juntarse - divorcio - y vuelta a juntarse (y vuelta a separarse) de un conocido señor del mundo televisivo, quien se quejaba de su mujer: "cuando vi lo que gastó con mi tarjeta de crédito me di cuenta de que ella sólo me quiere por mi dinero".

Al escuchar la risa nerviosa que la noticia produjo en los participantes del programa pensé que no podía descartar que la risa los tranquilizara ("¡qué cosas le suceden a estos personajes pintorescos!"). Recordé entonces este pasaje de uno de los primeros seminarios de Lacan:

"Consideren el más estúpido de los cuentos, el del señor que está en la panadería y pretende no tener que pagar nada. Primero tiende la mano y pide un pastel, devuelve este pastel y pide un vaso de licor, lo bebe, y cuando le dicen que pague el vaso de licor, responde:
- Yo di un pastel a cambio
- Pero tampoco pagó el pastel
- Pero es que no lo comí...

Hay intercambio, pero, ¿cómo pudo empezar?. Fue preciso que en determinado momento algo entrara en el círculo del intercambio. Era menester, pues, que el intercambio ya estuviese establecido. Es decir que, a fin de cuentas, siempre estamos pagando el vasito de licor con un pastel que no hemos pagado."



Lacan sostiene (1) que en ese cuentito si hay intercambio es porque lo que se intercambia no son objetos materiales (ésos que todos podemos describir y contabilizar: pastel, vasito de licor, etc.). El intercambio que le interesa a Lacan (ése donde se ponen en juego las cuentas del alma y el asuntito de la reciprocidad) sucede en una "matrix" que está antes de cualquier pasamanos de objetos. Con esa Matrix empieza el intercambio y por eso nunca se trata de objetos materiales cuando intercambiamos objetos materiales (dinero por servicios, gato por liebre, hija por nietos a futuro, etc.). Pero sigue Lacan:

"Los cuentos de casamenteros, que son absolutamente sublimes, también divierten por esa razón.

 - Ésa que usted me presentó tiene una madre insoportable
- Oiga, ¡usted no se va a casar con la madre sino con la hija!...
- Pero no es muy bonita, ni demasiado joven
- Pues le será todavía más fiel
- Y además: no tiene mucho dinero
- ¡Pero usted quiere que tenga todas las cualidades!!

Y así sigue. El que casa, el casamentero, casa en otro plano y no en el de la realidad, ya que el plano del compromiso, del amor, nada tiene que ver con la realidad. Por definición, el casamentero, pagado para engañar, nunca puede caer en realidades grotescas".


Teniendo en cuenta que cuando habla del "plano de la realidad" y de la "realidad grotesca" habla de lo contrario a una realidad interferida por lo simbólico (donde una mujer no es una mujer sino lo que una mujer representa para alguien): ¿cuál es el engaño del casamentero?, ¿dar algo diferente de lo que parece ser?, ¿es eso todo el asunto?.

Valga como pregunta de entretenimiento para este fin de semana...

LIC GUILLERMO CABADO



Para leer segunda parte de esta trilogía, clic aquí


(el pasaje arriba citado corresponde al final de la reunión del 19/5/55 del seminario de Lacan titulado "El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica")



(1) Aquí Lacan estaba volviendo a un asunto que había introducido por primera vez el 30/6/54: el don. Y con ello se estaba empezando a alejar de lo que había planteado en 1950 "la dialéctica freudiana que reveló la verdad del amor en el regalo excremencial del niño..." ("Intervención en el primer congreso mundial de psiquiatría"). Decir que ésa es la verdad del amor es sostener que amar es dar lo que se tiene. Pues bien, no sin la ayuda del potlach de Mauss y cierto asunto del caso Dora en relación con el padre de la paciente, Lacan terminará diciendo a partir del 23 de enero de 1957 que amar es dar lo que no se tiene. Subvirtiendo entonces la ilusión no sólo de la reciprocidad sino la del intercambio mismo. Basta haber vivido un poco para conocer esos pensamientos que pueden surgir en las relaciones amorosas: "yo le doy tanto... ¡¿y a cambio qué recibo?!". 

Las tres imágenes pertenecen a sendas obras de Adam MartinakisChiharu Shiota y Sun Yuan & Peng Yu. Todas halladas a través del sitio http://www.culturainquieta.com.

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