Sunday, May 31, 2015


2da parte


INSÓLITO DIAGNÓSTICO SOBRE MARINA ABRAMOVIC 

(la pasión por decir cosas "psi" sobre todo lo que se nos cruza)



Ruzanna Hakobyan: El arte como solución es algo que ella ha tomado de su madre, que era responsable de las artes en Belgrado, Yugoeslavia. Era pues ella, su madre, quien reconocía o no reconocía.
J.-A. Miller: ¡Usted no había dicho esto!
R. H.: No
J.-A. M.: Es un dato totalmente decisivo, la madre era responsable…
R. H.: … del reconocimiento de los artistas yugoeslavos.
J.-A. M.: ¿De arte moderno?
R. H.: De arte moderno, sí.
J.-A. M.: Es un dato absolutamente esencial para agregar.

(fragmento de la nota en la que leemos el "diagnóstico" sobre Marina Abramovic)

"Muy general, en tanto la experiencia del psicoanálisis es altamente significativa de cierto momento del hombre, que es aquél en el que vivimos, sin nunca poder situar, salvo raramente, qué significa la obra, la obra colectiva, en la que estamos inmersos. Muy particular por otro lado, al igual que nuestro trabajo cotidiano, a saber,la manera en que debemos responder, en nuestra experiencia, a lo que les enseñé a articular como una demanda, la demanda del enfermo a la cual nuestra respuesta da su exacta significación"

(Jacques Lacan, 18/11/59, Seminario "La ética del psicoanálisis". Pag 9 y 10 del texto establecido por Jacques A. Miller, por otra parte co-autor del diagnóstico del que nos ocuparemos.  El subrayado es injerencia de mi parte)


Al calor de este pasaje con el que Lacan abriera su seminario sobre la ética del psicoanálisis, en la nota anterior (primera parte de este planteo), decíamos :

"Ahora bien, a la hora de que un practicante del psicoanálisis se disponga a aportar en el campo "muy general" (ya sea del discurso de una artista como Abramovic o de un programa globalizado de la tele como "Gran hermano"): ¿qué tipo de intervención podría no estar en contradicción con la ética requerida en el campo de lo "muy particular"?. En buen romance: ¿podríamos decir algo sin terminar haciendo del psicoanálisis un método para explicar "por qué la gente es como es", o bien una "filosofía política"?"

 
("Ella se arranca los cabellos, por ejemplo, toma psicotrópicos o grita durante horas hasta perder la voz. El objeto a está siempre en juego, extraído, inyectado o recuperado por la mirada del Otro" - Parte de lo que afirma la psicoanalista Hakobyan a partir de acceder a la obra de Abramovic... )


QUIEN POCO ABARCA...

Pues bien, antes de meternos con la lógica que se desprende del "diagnóstico" que realizaran Hakobyan y Miller, necesitaré platear aquí una lógica de intervención posible en el campo "muy general" (pasaje del seminario sobre la ética, recién mencionado) que no entre en contradicción con el campo de lo "muy particular"...

A) Demos como posible que en la obra de Marina Abramovic o en "Gran hermano"  (suerte de caballito de batalla para "artículos psicoanalíticos" en los medios de comunicación) haya un discurso a leer sirviéndonos del psicoanálisis

B) Pero si es así, ese discurso a leer no existirá antes de que me disponga a leerlo con un aparato. No hablamos entonces de un discurso constituido per sé. Se observará entonces que aquí ya hay algo que implica un "entre-dos lugares". 

C) Ese aparato para leerlo es... un escrito.

Un escrito en psicoanálisis no es tal o cual texto que explica, por ejemplo, cómo funciona el apetito fisgón de las personas (explicación que por lo demás habría de habilitarme a un acercamiento a sus comportamientos para explicarlos). 

Un escrito en psicoanálisis es una articulación de elementos (Lacan lo llamará "un apretamiento" en su "La instancia de la letra..." )(1) donde tiene preeminencia lo textual y no lo referencial. Esto es: la preeminencia de la materialidad de esos elementos en tanto articulados en una red y no lo que puedan querer decir cada uno de ellos por su "lógica de diccionario". 

Así, por ejemplo, los lentes oscuros con los que el detective Dupin ingresara a los aposentos del ministro ladrón de la carta en el famoso cuento de Poe "La carta robada", no serán ya, con la lectura que Lacan hará del relato, el objeto marca"Rayban" que todos conocemos y vemos pulular en el verano ... sino un escrito. Ningún texto impreso en un papel, sino una red de 4 elementos articulados: "una mirada que no ve" - "una mirada que ve pero está atada de pies y manos para actuar" - "una mirada en posición tercera que ve y actúa" "una carta oculta y a la vista" (2). Tan articulados que funcionan como una red de boyas en medio del mar de palabras y hechos en los que tantas veces nos podemos extraviar.
(hacer de dos imágenes dos letras y luego transliterarlas, es algo de lo que está en juego en todo esto)

D) Ese entramado implica un conjunto de operaciones que se disparan en la interacción con el decir a leer. "Se disparan" indica que si el lector se entrega a ciertas reglas de juego, ellas lo llevarán a operar de cierto modo. A tal punto es dicha legalidad la que gobierna, que el lector bien podría no tenerla presente en el momento en que, con ella, lee. 

Eso explica por qué, por ejemplo, Dupin argumentara mal lo que hiciera bien: él creía que lo que le había permitido hallar esa carta robada fue cierto método. Sin embargo fue un escrito (un escrito como aquí lo estamos definiendo) lo que lo llevó a operar del siguiente modo, sin siquiera advertirlo: "ups... se repite una mirada que no ve (así como antes el rey, ahora la policía)... se repite también una mirada que ve pero está atada de pies y manos para actuar (así como antes la reina ahora el ministro)... ¡¿por qué no suponer que también ha de repetirse un ocultamiento a la vista?!" 

E) Dicho todo lo anterior, entonces cuando interactúe con el discurso que soporta el programa "Gran Hermano"  no estaré percibiendo alqo que es como es (y que luego cada disciplina puede venir a explicarlo desde diferentes ángulos). Por el contrario, desde esta perspectiva "GH" resultará ser algo que no existe sin el modo en que lo leo. 

Es cierto este planteo va a contramano del sentido común: alguien bien podría objetar que "no hace falta que vos leas algo para que el programa en cuestión exista". En este punto reside ni más ni menos que la diferencia de concepción que Lacan apuntara varias veces en lo tocante al objeto del psicoanálisis. Diferencia que se apoya en la distinción que Koyré, entre otros, planteara entre "ciencia antigua" y "ciencia moderna" (3). Lo que estamos desarrollando aquí es solidario de la segunda perspectiva, la que considera que el objeto que abordamos inevitablemente incluye nuestro modo de abordarlo. Por lo tanto, lo que nuestro hipotético objetor nos estaría planteando como un objeto preexistente a nuestra lectura será cualquier otra cosa (objeto para la sociología, la antropología, la economía política, etc...) pero no algo de lo que pueda hablar el psicoanálisis (el psicoanálisis que se deduce del planteo de Lacan).

Definitivamente: el observador forma parte de lo observado. Es parte de las razones por las que Lacan cada tanto, y ya desde sus primeros seminarios, hacía referencias a la teoría cuántica. Esto trae una serie de consecuencias que exceden a este espacio (4).
Pero sin esta precisión se pierde lo que estructura el modo de leer de Lacan.

F) Epa... ¿pero entonces eso quiere decir que "GH" no será más que "la proyección" de lo que yo quiero encontrar en él?. No.

G) De lo que habla el psicoanálisis no es ni de "la naturaleza del objeto" (por tanto: naturaleza pre-existente al abordaje) ni de una "teoría constituida, que llamaríamos psicoanalítica, que sabe cómo son las personas y sus mecanismos" (así, por ejemplo: "la histérica es una persona que mantiene su deseo insatisfecho", luego encuentro alguien con lo que el saber popular llama "gataflorismo" y digo: "es una histérica").

De lo que habla el psicoanálisis es de lo que se produce en el encuentro entre el objeto que se lee y el escrito con el que se lo lee.
Sí, el psicoanálisis implica leer un escrito con un escrito (sugiero el notable libro de Allouch "Letra por letra" para ahondar en esta cuestión), pero ESE ENCUENTRO NO ES SIN EROS, no se salda en el campo de la semiótica, no es el análisis de un software instalado en un cuerpo (aunque el psicoanalista se sirva de la lógica binaria de "0" y "1" para escuchar el decir) 

H) Entonces, éste es el límite del breve ejercicio que propongo con "GH": al leer en un psicoanálisis, "lo leído" responde, y su respuesta a su vez condiciona la continuidad de la lectura. ESA DIALÉCTICA QUEDA EXCLUIDA DEL ABORDAJE DE UN DISCURSO COMO EL QUE PUEDE CONFORMAR "GH"  o, por caso, "la obra artística + las declaraciones públicas + la biografía de Marina Abramovic"...

Cualquier intervención sobre el discurso ya no tendrá la continuidad de una respuesta que a su vez incida en la siguiente intervención y así... Por tanto, avanzar en cuestiones como lo hace Hakobyan en la referencia que hallaron más arriba ("Ella se arranca los cabellos, por ejemplo, toma psicotrópicos o grita durante horas hasta perder la voz. El objeto a está siempre en juego... ") es convertir a ese discurso en un discurso constituido, pre-existente (¡y con ello hacer del objeto a algo que podría tener entidad prescindiendo de lo que sucede en el decir en transferencia!). 

ES QUE NINGUNA INTERVENCIÓN ESTARÁ PARIDA EN EL LUGAR EN EL QUE NOS UBICA LA DEMANDA DEL PACIENTE. VA DE SUYO QUE TAMPOCO TENDREMOS CHANCE DE QUE ELLAS PRODUZCAN EFECTOS EN ESA DEMANDA. EFECTOS QUE, REPITO, A SU VEZ INCIDEN DE UN MODO INCALCULABLE A PRIORI EN LA SIGUIENTE INTERVENCIÓN...  (5).

Luego, EN ESTAS CONDICIONES LEER CON UN ESCRITO NO NOS PERMITIRÁ MÁS QUE PRODUCIR ALGUNA HIPÓTESIS O INCLUSO PRODUCIR ALGUNA PREGUNTA... A veces esa pregunta, volcada en el campo de lo "muy general", encuentra un interlocutor que acaso considere de utilidad ayudarse con ella. No más, no menos que eso.

Ahora sí, con estas reglas de juego precipitadas, en la próxima entrega trataré de ubicar una posible intervención que esté parida por ellas, en este caso sirviéndome de "GH"  por las razones ya expuestas. Tras cartón, volveremos al "diagnóstico" de Marina Abramovic, Ahora sí, con estas reglas de juego precipitadas, en la próxima entrega trataré de ubicar una posible intervención que esté parida por ellas, en este caso sirviéndome de "GH"  por las razones ya expuestas. Tras cartón, volveremos al "diagnóstico" de Marina Abramovic, partiendo de una objeción que algún/a lector/a tal vez ya haya formulado respecto del hallazgo de la carta: "bien, Dupin lee con un escrito... ¡pero la carta encontrada preexistía a la lectura!; a lo sumo, concedo que sin el escrito tal vez no la hubiese hallado'. Cuando lleguemos a eso será para responder: la carta (lettre) pre-existe pero la letra (lettre) no.    


Guillermo Cabado 



(1) "La instancia de la letra en el inconciente o la razón desde Freud" de Lacan, en Escritos I: "lo escrito se distingue en efecto por una preeminencia del texto en el sentido que se verá tomar aquí a ese factor del discurso, lo cual permite ese apretamiento que a mi juicio no debe dejar al lector otra salida que la de su entrada, la cual yo prefiero difícil" (el subrayado es una injerencia de mi parte) 

(2) Recordar que tanto para el lector que comparte la lengua de Poe como para el que comparte la de Lacan, al leer "carta" bien puede producirse el equívoco con "letra" ("letter" en un caso y "lettre" en el otro). El despliegue pormenorizado de todo esto lo hallarán en "El seminario sobre 'La carta robada"" en Escritos I. Más precisamente en la página 9 hallarán el modo en el que Lacan define a esas tres miradas.

(3) Un escrito donde esto puede encontrarse claramente explicitado por Lacan es "La ciencia y la verdad" en Escritos II. Texto que por lo demás se basa en la primera clase del seminario XIII de Lacan ("El objeto del psicoanálisis"), seminario en el que labrara la idea de que el analista forma parte del cuadro, apoyándose en la lógica en juego en "Las meninas" de Velázquez

(4) Al caminante de la WEB interesado en esta cuestión le sugiero visitar algunos de los videos donde Alfredo Eidelsztein se dedica a desplegar este problema

(5) Este asunto lo trabajaremos en la siguiente parte de este trabajo al calor de un pasaje de otro libro muy recomendable, esta vez de Marc Darmon: "Ensayos acerca de topología lacaniana"

(CON EXCEPCIÓN DE LA IMAGEN DEL PANÓPTICO TODAS LAS DEMÁS PERTENECEN A INTERVENCIONES DE MARINA ABRAMOVIC)

Saturday, May 16, 2015


INSÓLITO DIAGNÓSTICO SOBRE MARINA ABRAMOVIC 

(avalado por una "marca registrada" del psicoanálisis)





"...destacar qué aporta de nuevo la obra de Freud y la experiencia del psicoanálisis que de ella se desprende. ¿Algo nuevo acerca de qué?. Acerca de algo que es a la vez muy general y muy particular. Muy general, en tanto la experiencia del psicoanálisis es altamente significativa de cierto momento del hombre, que es aquél en el que vivimos, sin nunca poder situar, salvo raramente, qué significa la obra, la obra colectiva, en la que estamos inmersos.
Muy particular por otro lado, al igual que nuestro trabajo cotidiano, a saber, la manera en que debemos responder, en nuestra experiencia, a lo que les enseñé a articular como una demanda, la demanda del enfermo a la cual nuestra respuesta da su exacta significación"

(Jacques Lacan, 18/11/59, Seminario "La ética del psicoanálisis"
Pag 9 y 10 del texto establecido por Jacques A. Miller, 
por otra parte co-autor del diagnóstico del que nos ocuparemos.  
El subrayado es injerencia de mi parte)





MARINA ABRAMOVIC CON GRAN YERNO

La actual presencia de la artista serbia en Buenos Aires es ocasión de retomar unas líneas que desarrollara el año pasado cuando me topara con la transcripción de un diálogo entre dos psicoanalistas, Jacques Alain Miller y Ruzanna Hakobyan, durante el cual ésta afirmaba y aquél confirmaba un pretendido diagnóstico de psicosis de la famosa artista. Un detalle: a ninguno de ellos Marina Abramovic les había dirigido eso que los analistas llamamos demanda. Por lo tanto: ninguna chance de que algo de lo que entre Hakobyan y Miller tejieron se haya podido deducir del campo de la transferencia.

Adjetivar de "insólito"  dicho diagnóstico no significa que desconozca que hay muchos psicoanalistas que a pesar de orientarse con la enseñanza de Lacan consideran que diagnosticar prescindiendo de la transferencia es psicoanálisis y no psiquiatría. Lo cual nos lleva a una pregunta que atravesará esta serie de comentarios: tal forma de operar, ¿qué dice del modo en el que se escucha a un paciente cuando, por el contrario, sí está en juego la transferencia?. 


En el transcurso del recorrido que hoy inicio será necesario ubicar que de niuguna manera la transferencia puede entenderse como un fenómeno por el cual supuestamente se manifestaría en repetición lo que el paciente ya trae en su "aparato psíquico" . Concepción que suele estar acompañada de pensamientos como éste: "bueno, vamos, si eso ya viene en cada persona (clisés eróticos, "mecanismos de estructura", representaciones reprimidas, o el nombre que cada quien le quiera dar a lo que supone que la persona trae consigo)... ¡entonces un buen "ojo/oreja clínica" puede pescar el asunto sin necesitar de la transferencia!..."  (la cual así quedaría convertida en: recurso para influir al paciente pa' ver si cambia). Argumento que bien podría acompañarse de algo de lo que también deberemos ocuparnos: "¿o acaso Lacan no dio por sentado que Schreber era psicótico a pesar de que Freud no lo tuvo en tratamiento?".


PSICOANÁLISIS CON CONVENTILLO
(la ética no es el convento)  

Quienes hayan visto el famoso film de David Cronenberg, "Un método peligroso", recordarán aquel encuentro inicial entre Freud y Jung (por otra parte, mal fechado en la película). De ese encuentro este último recordaría tiempo después en su libro "La psicología de la transferencia" que luego de muchas horas de conversación Freud le espetó una pregunta inesperada: "y dígame: ¿qué opina usted de la transferencia?". A lo cual el supuesto sucesor potencial de Freud respondería: "la transferencia es el alfa y el omega de nuestra práctica". Respuesta que parece que tranquilizó a Freud, al punto de decir: "entonces ha comprendido usted lo principal". Lo notable es que en dicho libro, tras recordar esta anécdota, Jung traza una numerosa lista de otras cuestiones que a su entender también han de ser "el alfa y el omega" de la experiencia psicoanalítica (1)... Lo que se llama: borrar con el codo lo que había escrito con la mano ante el mismo Freud. Un ejemplo más de que una cosa es repetir slogans que funcionan como credencial para "ser" psicoanalista, y otra cosa es la ética que se lee en lo que hacemos cuando nos dejamos tomar como psicoanalistas. Para decirlo con los términos del pasaje del seminario VII con el que abrimos: como oyentes que al responder a la demanda le damos su exacta significación...




Precisamente soportándome en ese fragmento con el que Lacan abría su seminario sobre la ética del psicoanálisis, arriesgo a esta frase a reducirse a un slogan: dime cómo articulas lo "muy general" y te diré cómo respondes a la demanda de tu paciente... 

Para sacarla de tamaño destino trataré de dar cuenta de ella analizando cómo el abordaje de Miller y Hakobyan de una manifestación de "la obra colectiva, en la que estamos inmersos" (las creaciones de Marina Abramovic en este caso, cruzadas con palabras de ella extraídas de reportajes) resulta otro capítulo de esa zaga inaugurada por Jung: banalizar la transferencia. Ése (un asunto ético) y no el conventillo alrededor del "affaire con la paciente Sabina Spielrein" (un asunto de convento, o de moral) es lo que, de aquella historia narrada por Cronenberg, le interesa al discurso psicoanalítico.


MARINA ABRAMOVIC CON "GRAN HERMANO" 

Con cada inicio del programa televisivo "Gran Hermano" surgen notas sobre voyeurismo y otras yerbas producidas desde "la gran factoría psi". Aprovecharé la feliz coincidencia de la presencia de Abramovic en Buenos Aires con el comienzo de una nueva temporada del programa mencionado para preguntarnos: ¿qué tipo de interacción puede tener el discurso analítico con "la obra colectiva de este momento en el que vivimos", sin perder su condición?. 

Por cierto, el problema no es de "purismo intelectual" ("ay, soy cool, yo no escribo en la revista 'Metropolitan'"), el problema es que cuando empezamos a banalizar nuestro aparato de lectura con cierta forma de interactuar con el polo de lo "muy general", quienes pagan el precio, en el polo de lo "muy particular", son nuestros pacientes: empezamos a volverlos objetos cognoscibles a los que creemos poder explicar al modo en que el semiólogo analiza un discurso. Y por supuesto, ¡¿cómo no suponer que la teoría psicoanalítica es apta para eso?!.... Respuesta: revisando qué entendemos por psicoanálisis cuando la transferencia resulta ser, como afirmara Lacan a inicios de su seminario VIII, "el corazón de nuestra experiencia". 



Para ello, empecemos por comentar el pasaje del seminario sobre la ética con el que abrí:

"...destacar qué aporta de nuevo la obra de Freud y la experiencia del psicoanálisis que de ella se desprende. ¿Algo nuevo acerca de qué?. Acerca de algo que es a la vez muy general y muy particular."

"A la vez" implica que a lo muy general y a lo muy particular convendrá entenderlos como dos polos en tensión y no como dos mitades que se complementan.

"Muy general, en tanto la experiencia del psicoanálisis es altamente significativa de cierto momento del hombre, que es aquél en el que vivimos, sin nunca poder situar, salvo raramente, qué significa la obra, la obra colectiva, en la que estamos inmersos."

"Gran Hermano"  bien podría ser un elemento de esa obra colectiva que resuena en la experiencia del psicoanálisis. Así, por caso, no tiene por qué extrañarnos que en el decir del paciente surjan manifestaciones del "discurso de época": por ejemplo, el sentimiento de que ciertas cosas que hace en lo cotidiano están hechas para poderlas mostrar en Facebook... Pero en cualquier caso, ese "discurso de época" no determina a lo muy particular de su demanda. Por el contrario: está en tensión con ese otro polo. Esto es: descartamos que "la obra colectiva" sirva para explicar por qué el paciente cuenta lo que cuenta (y con ello descartamos el armado de nuevos cuadros con "patologías del siglo XXI", o nuevas teorías, por ejemplo: "el estadio del screening") (2). "En tensión" implica preguntarnos: ¿qué hace con lo que me dice cuando habla con esta lógica de época?.


"Muy particular por otro lado, al igual que nuestro trabajo cotidiano, a saber, la manera en que debemos responder, en nuestra experiencia, a lo que les enseñé a articular como una demanda, la demanda del enfermo a la cual nuestra respuesta da su exacta significación"


Ese "responder" conlleva nuestra responsabilidad de oyentes. Esto es: no se trata de qué decimos sino desde dónde, desde que ética, desde qué reglas de juego a las que nosotros mismos nos sometemos en tanto oyentes. Lo que Lacan "nos enseñó a articular como demanda" es que una de las reglas de juego que introducimos implícitamente cuando recibimos una consulta es que el pedido que nos dirige el paciente bien puede ser un pedido "con deriva", "con desvío"...


Así las cosas, por ejemplo, puede que les suceda con cierto paciente los llame y les pida: "necesito que me cambies el día". Y ustedes, agenda en mano, le ofrezcan un horario diferente al que ya tenían convenido. Pero luego, cuando llega ese día, el paciente no viene. Y en la siguiente entrevista ni menciona el punto; aunque cuando ustedes le preguntan por la ausencia él responde "¡ah, cierto!... ¿sabés que se me pasó por completo?".

Y como ustedes no están posicionados de un modo que los lleve a pensar"¡qué histérico resultó!", sino que sostienen, por ejemplo, un silencio que expresa una auténtica pregunta ("no entiendo qué te pasó")... resulta entonces que el paciente desemboca en preguntarse por la causa. Y después de un rato de hablar descubre para su propia sorpresa: "¿sabés que ahora me estoy dando cuenta?... La vez pasada cuando te llamé tenía un día tan de mierda que... ¡lo que necesitaba era que me lo cambiaras y ya!".

Por ello, cuando Lacan dice que nuestra respuesta le da a esa "demanda del enfermo" (expresión coloquial en la que no debe leerse ninguna concepción psicopatológica) "su exacta significación"de ninguna manera está sosteniendo que el analista tendría no sé qué saber que lo coloca en posición de definir qué es lo que en verdad está pidiendo el paciente. Lo que está afirmando es que al disponerse a ejercer su poder discrecional de oyente con esta ética, le concede a lo que bien podría ser un "pedido a secas", la dignidad de un potencial "pedido con deriva".

Lo que menos importa allí es si en vez de "cambio de horario" era "cambio del tono del día de hoy". Lo que importa, la exacta significación, es que al hablar no hacemos uno con nosotros mismos. Sólo gracias a cierta disposición del oyente a introducir esa posibilidad, más lo que a eso le responda el paciente (más lo que a su vez luego pueda continuar por parte del oyente y así...) es que puede articularse la demanda por la cual, y sólo por la cual, existe el psicoanalista.




RUMBO AL SIGUIENTE PASO

Ahora bien, a la hora de que un practicante del psicoanálisis se disponga a aportar en el campo "muy general" (ya sea del discurso de una artista como Abramovic o de un programa globalizado de la tele como "Gran Hermano"): ¿qué tipo de intervención podría no estar en contradicción con la ética requerida en el campo de lo "muy particular"?. En buen romance: ¿podríamos decir algo sin terminar haciendo del psicoanálisis un método para explicar "por qué la gente es como es", o bien una "filosofía política"?

Hacia eso nos dirigiremos en la segunda parte de estos comentarios. Mientras tanto los dejo con un fragmento de un reportaje que hace algunos años le realizara Michel Sauval a Guy Le Gaufey, otro participante del seminario de Lacan (los subrayados son injerencia de mi parte): 

Michel Sauval: Vuelve a plantearse, entonces, la pregunta de cómo aparece esto bajo la forma de un síntoma. Porque sino el psicoanálisis puede volverse filosofía política...

Guy Le Gaufey: Desafortunadamente ocurre más y más, pero creo que, también, por razones demográficas. Hay tantos psicoanalistas, hoy, en el mundo, que no se puede concebir que no sean una especie de fuerza social e ideológica, porque viven, piensan, hablan más,  y más y más toman la palabra en la ciudad. Personalmente estoy bastante en contra de eso porque lo que da nacimiento a un psicoanalista es la transferencia, por afuera de eso, ¿queda algo?. Por supuesto que sí, pero no queda justamente el estatuto del psicoanalista. Queda el psicólogo, el psi, pero el psicoanalista no.

Continuará

Guillermo Cabado



Todas las imágenes pertenecen a la obra de la artista Marina Abramovic

(1) Al respecto puede leerse este comentario en mi blog: http://cabado.blogspot.com.ar/2012/04/5-otra-vez-cronenberg-y-vigo-mortensen.html

(2) En relación a estas modas decía Lacan: "Creaciones tales siempre tienen un cierto éxito en el estado de respiración anfibia en que se sustenta el pensamiento analítico. Para que ellas lo logren, bastan dos condiciones. En primer término, que se las suponga venir de zonas de actividad científica honorables, de donde pueda volver en la actualidad, por otra parte fácilmente ajada, para el psicoanálisis, una bonificación de lustre (...) La segunda razón del éxito, es la de no molestar en nada la rutina del análisis" (Pasaje del inicio del seminario VIII de Lacan, 16/11/60, texto establecido por Ricardo Rodríguez Ponte. En definitiva: no hay mejor novedad que la que modifica la jerga y nos mantiene entretenidos mientras evitamos preguntarnos qué hacemos cuando analizamos)