Monday, August 31, 2015

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DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK

(¿HAY CINE o TEATRO PARA CHICOS?)
Serie en 9 entregas, desarrollada entre agosto y octubre de 2005,
contemporáneamente al conflicto gremial que mantuvo el personal del Hospital de Niños "Dr. Garrahan" en Buenos Aires. Por lo demás, el rey de corazones parece haberse borrado de la memoria de buena parte de sus súbditos,
aunque mantiene una senaduría por La Rioja.



Nro. uno de la serie


¿QUÉ ES UN NIÑO?

(¿y qué es un Garrahan?)



(equipo infantil de cricket de Twyford School, fotografiado por Lewis Carroll en el año 1859)



"... pero ya el hecho de nombrarlo

y de conjeturar su circunstancia

lo hace ficción del arte y no criatura viviente

de las que andan por la tierra"

("El otro tigre", Jorge L. Borges)



¿Es un adulto bajito?


Ríos de tinta en las últimas décadas. Luces echadas en diversos ángulos sobre la niñez. Una planta lumínica montada con antropólogos, pedagogos, sociólogos, psicólogos, médicos, filósofos y santos. Y poetas. Tal vez antes del siglo XVIII nadie hubiese podido cantar "niño, deja ya de joder con la pelota". Es que recién por entonces, acaso tras las primeras piedras arrojadas por Rousseau y su Emilio, la cultura occidental parió al "niño" como un sujeto diferente al adulto. Apenas tres siglos hace que existe la infancia entre nosotros. Lo cual no autoriza a concluir que antes los bebés naciesen con bigotes.


¿Es un tierno estado de la naturaleza humana?



Tal vez alcance el párrafo anterior para afirmar que "niño" no es más que una convención cultural. La niñez no es algo natural: bien podría existir el ser humano y no existir la infancia. Es que ser niño no es una cuestión biológica: medir entre tantos y tantos centímetros, tener dientes de leche, no haber cumplido más de x años. No se nace niño. Se nace, a secas. Y desde el minuto cero ya se ha sido niño para la Cultura y sus pre-textos.


"Quien sabe Alicia, este país..." (breve escala en Serú Girán)


En estos días bastaría escuchar la utilización que se hace del término "niño" en algunas argumentaciones sobre el conflicto del Hospital Garrahan para concluir que cuando se dice niño no se dice niño sino niño. Ya lo enseñaba cierto cuento (¿los cuentos que no enseñan son para chicos?): hubo una vez un rey de corazones que le dijo a su pueblo que iba a gobernar tanto para los niños como para los niños. Preocupado porque se le entendiese agregó, mientras jugaba al golf (que es como el cricket pero parecido): "tanto para los ricos con tristeza como para los pobres con hambre". Muchos de sus doble-votantes de entonces al ver, en pleno 2005, lo del Garrahan, se siguen preocupando por la niñez. Ternura. Pura.


* * * * *

Tarde o temprano siempre la palabra "niño" no alcanza para nombrar eso que uno pretende nombrar. Chin plun.

Continuará en la próxima entrega

Sunday, August 30, 2015


TÉ LENTO DE LISBOA Y CEREZAS
(receta para dos litros sobre foto de av 5 outubro nro 185)


En un punto perdido de la ciudad de Lisboa 
florecen hebras rosadas de las paredes.
Esta receta original se basa en ellas
y requiere la advertencia:
no hay modo de llegar antes a sus azulejos lentos
(se llega cuando se llega).
Ni modo de prepararla en primera persona.
Disponga entonces de heterónimos y zapatos.

A ella,
reciente lisboeta


Empecemos entonces:

Consígase un generoso manojo de hebras
arrancadas de los azulejos lisboetas
que florecen en el 185 de la avenida 5 de outubro.
Ya sabe: lento.
Acompase la operación al golpe de alas de las grullas
(puede obtenerlas del borde inferior del kimono)..

Sumerja el blend de hebras en tiempo.
El de la gente y el de las aves.
Tiempo.


Aparte tome una coctelera especial para heterónimos. 
Vierta una medida tensa de cuerdas japonesas
y un puñado de espuma de algodón del segundo azulejo de la fila inferior (contando desde su derecha)

Dos gotas de Caeiro,
un golpe de spray de Reis (uno).
Reserve el jugo de de Campos y el split de Soares.
(sí, claro: ¡el té lento de Lisboa 
no es posible sin Pessoa!)

Ralle el pistacho del primer azulejo de la segunda fila (contando desde su izquierda)
Y sacuda.
Medio minuto.
Agregue ahora el té de hebras rosadas 
y sirva en la tacita que está dispuesta junto a la partitura.

Verá con el primer sorbo
que uno se hace lento 
y silencioso.
Usted y todos sus heterónimos.

En los arrabales japoneses
que perduran en Lisboa
se dice que ése es el modo
de tocar lo humano
y seguir lo propio. 

Salud

Guillermo Cabado
(para un futuro libro de cocina y tragos)

(la foto fue hallada en internet y pertenece a la fachada del 185 de la avda. 5 de octubre en Lisboa.
La del video es la maravillosa portuguesa Misia.
Caeiro, Soares, Reis y de Campos son todos los otros nombres del tal Pessoa)

Saturday, August 29, 2015

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DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK(¿HAY CINE o TEATRO PARA CHICOS?)

.Nro. dos de la serie


"¿QUÉ ES UN NIÑO?"
(o: "EL REFLEJO OSCURO DE LA LUNA")





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“En esta película que es la novela de Dahl,
la culpa es, como siempre, de los padres.
Padres monstruosos tienen hijos monstruosos”

(comentario sobre la película de Burton, "Charlie y la fábrica...",
de Gustavo Noriega en “El amante”)


.¿Es un reflejo de la madre que lo parió?

Entre los comentarios recibidos a vuelta de correo (gracias por ellos) se introdujo una palabra que con el permiso ya concedido por su emisor tomaré como eslabón para continuar. Dice el correo respecto de Charlie y la fábrica de chocolate: “en definitiva esos chicos son un reflejo... de sus padres” (por ejemplo: el alemancito voraz del afiche con que abrimos este comentario y sus “contagiosos” padres voraces).
Me permití intervenir esa frase con el subrayado de la palabra "reflejo" y la introducción de esos tres puntos suspensivos. En estos últimos cabe el gesto que suele seguir a la visión de un reflejo inesperado: voltear la cabeza en busca de su origen.
(jugemos con este fotograma de "La sociedad de los poetas muertos", en su escena clave y habitualmente desatendida:
yo estoy mirando esa vieja foto de alumnos, tras el vidrio... de repente mi visión es interferida por un reflejo inesperado: "¡¿quiénes son esos que están detrás de mí?!")

Sigamos entonces: si el niño es un reflejo de, el movimiento del cuello no es un mero asunto de músculos. El movimiento del cuello se vuelve la mismísima encarnación de la pregunta por la causa, por el origen de, por la fuente de; esa pregunta que merodea las escuelas, los consultorios y las alcobas a la hora en que los padres se angustian por ciertas conductas de los hijos: "¿qué es lo que hace que un niño sea el niño que es?".
En esa metáfora del reflejo un riesgo acecha: pensar al pibe como una especie de fotocopia, marioneta, o escultura parida por un amo y su mano. Idea que suele aparecer en frases como: "¡y qué querés!: con esa madre, ¿qué se puede esperar del hijo?...".


Dime qué padres tienes...

A pesar de la tentación del juego de las similitudes, los niños de la fábrica de Willy Wonka, como todos los niños, no son en sí mismos un reflejo. Apenas personas singulares que viven su vida, sin perjuicio de que sobre sus cuerpos en ocasiones se formen reflejos de sus padres.
Conviene no confundir el reflejo con su soporte ocasional. La clínica nos enseña que el hecho de que una niña hable "igual" que su madre no autoriza a creer que entre ellas haya alguna continuidad del ser ("de tal palo...").
De todos modos una pregunta se impone: ¿esos chicos son pasivos objetos reflectores o de algún modo "eligen" trabajar de espejo (acaso sea esta verdaderamente la profesión más antigua del mundo) (1)?.
No me haré el distraído: en todo este asunto un fantasma agita su sábana. Se trata de cierta teoría que algunas erradas lecturas hechas sobre los planteos freudianos contribuyeron a robustecer: "dime qué padres tienes y te diré por qué eres como eres". De allí a imaginar "Escuelas para Padres", apenas un paso... (pa’ prevenir, ¿vio?... ¡es que uno nunca sabe...!).


(Alicia Liddell, musa inspiradora para Charles Dodgson, más conocido por Lewis Carroll , fotografiada por él mismo)


“¡Suéltame, pasado!”
En cualquier caso, no se trata de negar una obviedad: todo sujeto recibe influencias de otros y, en general, especialmente de los padres. No da lo mismo la biografía. Pero que no dé lo mismo no la convierte en causa. No es el niño una escultura que va siendo moldeada por los episodios de su vida. Por más pequeño y dependiente que él sea, por más manipuladores o influyentes que los otros se tornen.
“¡Suéltame pasado!”, grita un adulto mientras toma de las solapas a su madre.

Ful del atancante no es penal, referí!)
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El reflejo de un reflejo


París, 1881. Edgar Degas finalmente se decide a exponer su “Pequeña bailarina de 14 años”. Algunas reacciones al ver a la muchachita: “eso no es una niña, parece un mono”, “esa criatura parece una prostituta”. Poco importa que fuese de cera: para nuestro menester la escultura era una niña cada vez que alguien así la llamaba. Aunque en la caja vidriada el escultor hubiese puesto a la mismísima Marie que se dice que lo inspirara (2), lo que en ella se reflejaba nada decía de lo que ella era. Aquel reflejo apenas era una pista de lo que en la niña agitaba a aquellos espectadores. En otras palabras: he allí el reflejo de un reflejo (3).



Entonces, ¿¿¿¿¿¿qué es un niño????????...


Estoy en pido, canté. Me extendí más de la cuenta. En el próximo contacto compactaremos renglones y haremos como Dady Brieva (4): los niños nos hablarán de ellos, es decir de la teoría de los conjuntos. Cuántos recuerdos.


Guillermo Cabado





(1) sugiero leer “El estadio del espejo como formador de la función del yo (Je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” (de Jacques Lacan, “Escritos I”)

(2) en el París de 1880 era habitual que los padres de las niñas bailarinas favoreciesen que las mismas se prostituyesen con el calificado público masculino que concurría como espectador del Ballet. No todas podían pasar a ser bailarinas destacadas con buena paga.











(3) Sobre este punto sugiero visitar las películas “Vértigo” de Hitchcok y "El tiempo" de Kim ki duk. Y si les queda tiempo el placer de ver componer con reflejos: “Playtime”, de Jacques Tati. En particular el inglés y el francés. dos nenes de aquéllos.
Si hay aquí algún psicoanalista leyendo, le sugiero ver el film de Hitchcok y el de Kim Ki Duk con la “Observación sobre el informe de Daniel Lagache” (Escritos II, J.Lacan) y las primeras 5 clases del seminario 10 de J. Lacan, La angustia, en la valiosa traducción de Ricardo Rodríguez Ponte, a mano. Agrego a este posible recorrido la primer parte del libro de Slavoj Zizek, “Porque no saben lo que hacen”, en particular en lo que concierne al planteo hegeliano de la inversión de la inversión
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(4) Referencia de época: en el 2005, época de escritura de este material, estaba muy presente el efecto producido por el programa de TV "Agrandadytos", en el que Dady Brieva conversaba con niños.

Friday, August 28, 2015


CARNE DE CHAL DE RUBÍ EN PECES DE SIAM 

(receta kahla de cocina)



Desde hace un tiempo
he tomado la mala costumbre en Facebook
de robar cosas del muro de una de mis contactos preferidos.

Después del robo, los posteo con el titulo "ay Rocío en el muro".
En este caso no fue una frase, sino una foto.

Sin su permiso la hice receta de cocina

Exprimir dos cuentas de un collar azul y verter el zumo en sartén ardiente. 

Picar fino el lapiz labial y azularlo en la sartén hasta volverlo peces del Siam (se dará cuenta del punto de cocción porque se ponen azules rojos feroces al punto que en su país de origen se los usa cual gallos de riña)

Lavar la rosa hasta eliminar todo resto de estilización producida por Salma Hayek. 
Despetalarla.
Uno, dos, tres, mil pétalos.
Hacerlos llover en un bol aparte y humedecer con gotas de anís de ranas del cielo. 
Verter 200 gramos de azúcar de entrecejo negro 
y, sin dejar de revolver la preparación, espolvorear los 200 mililitros de aire altivo (pero frágil de tan proclive al amor). 

Mientras tanto en el horno habrá incendiado el chal hasta hacerlo de rubí tierno. 
Separe el jugo de esa carne roja y vuélquelo en la sartén. 

Fetee el rubí. Sostenga con su puño dos pinceles de furia tierna sobre el molde retirado del horno. 
Luego de unos minutos se habrán escondido 
en el bies de las fetas rojas abiertas como labios por el cuchillo rivera.

Ahogue esos labios con la preparación del bol. No tema. No será más que el ahogo que despierta a las iguanas e iza el sol de cada mañana.

Antes de servir bañe con la preparación de peces de collar y rouge. 

Luego, no ponga la mesa. 
Sostenga el desvelo si es necesario. 
El hambre llega sólo. 
El único problema es que uno nunca sabe cuándo. 

Es cierto que una cosa es el hambre 
y otra es la apuesta de cada mañana 
por el ser que amamos hasta en los días sin hambre.
Todos sabemos que lo demás son pasatiempos que inventó Facebook
después de Trotsky y Chavela Vargas.


Guillermo Cabado
(para un futuro libro de cocina)

HASTA IR A LA COCINA DALE CLIC AQUÍ:

Thursday, August 27, 2015

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DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK

(¿HAY TEATRO PARA CHICOS?)



Nro. tres de la serie



¿QUÉ ES UN NIÑO?

(¿Qué ves?, ¿qué ves cuando me ves?)



(dibujo sin ninguna relación con pacientes, obtenido de internet)



"¡¿No hay un ente regulador para el teatro?!.
Ayer llevé a mis hijos a ver "Dedos en el espejo" .
Dicen malas palabras y hasta se mata a un personaje en escena.
¡¡Son unos pelotudos!!"

(llamado de un espectador de dicha obra...ups:
escrita y dirigida por mí,
a Fernando Peña en el "Parkímetro") (*)







Una de Hansel y Gretel



En el último correo intenté articular una cuestión fundamental: por la puerta de "los modos de ser de un niño" no se accede a ninguna verdad sobre lo que el niño es.






Luego fue que desembocáramos en el punto en el que a veces se ubica a un chico: como el soporte del reflejo de un reflejo. Acaso en eso haya podido entreverse el problema: hablando de un niño, de lo que es, de lo que le hace bien y lo que mal le hace, de la verdad del niño suele quedar... nada.




Reducido a un partenaire, a un soporte contra el cual ajustar la imagen de los propios mitos (1) (referencia para aquellos que se interesen en los problemas de la clínica).



Decir que sobre aquella bailarina-niña de Degas no había más que el reflejo de un reflejo no es solamente ubicar en las palabras de aquellos opinadores el extravío de algún acceso posible a "lo niño" (no atribuible ni a la época ni siquiera a que aquel cuerpo fuese de cera).




También es un alerta para no precipitarnos en creer que por distinguir allí un reflejo hemos de saber algo sobre el adulto "reflejado": si giramos la cabeza, en el otro extremo no encontramos ninguna fuente de origen, no llegamos a ningún original objetivable, a ninguna verdad consistente respecto de lo que nuestro adulto de turno es. Apenas allí una pista, una miguita a lo Hansel y Gretel, que acaso el opinador, y sólo él, podrá aprovechar para preguntarse sobre lo que lo agita y lo pone a hablar de niños. Se vislumbra en esto las razones por las que inicié esta serie con lo que denominé el cero de la misma en el primer correo enviado (aquello de la noticia sobre un dedo cortado). En definitiva lo que está en el tapete es dónde nos paramos ante estos juegos de reflejos.





El mágico mundo de "ZZ"


¿Tendremos mejor suerte cediéndole la palabra a los niños?. En definitiva se supone que ellos habrían de estar en contacto directo con su cosa.
Hubo una vez, hace tiempo, una niña de 5 años que llamaré "ZZ". La mamá la trajo a mi consultorio porque la nena "era la piel de Judas". La trajo no sin que en la escuela le hubiesen dicho "haga algo con ZZ porque se comporta de tal y tal manera" . Frase que la mamá escucho así: "haga algo con ZZ porque es la piel de Judas". Estando en entrevistas con la nena cierta vez me puse a hacer cosas de mago. Obsérvese qué fácil: tomé una tapita de boligoma, nada por aquí, nada por allá. Pasé la mano junto a mi boca e, imperceptible, escondí allí la tapa. Mostré luego la mano vacía. "ZZ" con sus ojos maravillados aplaudió: "¡hacelo de vuelta!". Repití el truco. Esta vez "ZZ" no aplaudió: me metió un cachetazo que me hizo escupir la tapa.

Poner la otra oreja

Llegado ese punto se abrieron entonces tres posibles caminos: a) embocarla (dícese del golpe que se le aplica al otro siguiendo la ley del Talión); b) apresurarme a concluir qué es un niño (al menos esta niña): "esto demuestra que es la piel de Judas; seguramente no le ponen límites o seguramente cuando era chica , más chica que ahora, algo la traumatizó y bla, bla"; c) soportar no saber, abrir la oreja a lo que la nena pudiera decir con el tránsito del tiempo, y aún otra vez más soportar no saber: no saber si voy a poder saber algo sobre esa niña.
Bien, dado esa encrucijada de caminos me apuro a decir que el primero no fue una opción (¡Freud me libre y guarde!). De hecho estaba muy deprimido recordando aquel día cuando, teniendo yo 10 años, reuní a mi familia para hacer el truco de desaparición del salero. Aquél salerito era frágil, el bolsillo donde debía deslizarlo con mi pase de magia  no se abrió suficientemente... Mi carrera de mago terminó allí mismo desparramada junto con la sal y los fragmentos de vidrio (2) (llamada que conviene no soslayar)

Cuando el camino es "c", dar la palabra al niño, sucede lo que suele suceder cada vez que alguien es invitado a hablar de sí. Un fenómeno que nos arroja a extrañas aguas: ningún río de chocolate, hablo de la teoría de los conjuntos.

¿¿¿Eh???.

En el próximo correo intentaré explicarme cruzando a "ZZ" con el otro tigre de Borges. Sin rencores.

Guillermo Cabado



(*) La nota con Peña: http://cabado.blogspot.com/2007_10_01_archive.html


(1) comentario para aquéllos que se interesen en teoría psicoanalítica: esa función de soporte para el ajuste la entiendo análoga al ramillete del segundo esquema óptico de "Observación sobre el informe de Daniel Lagache". En tanto en el tercer esquema hallado en ese escrito podremos articular la idea del "reflejo del reflejo" con la subjetivación de esa bifurcación de reflejos así como también una reflexión sobre lo que hace y lo que no hace un psicoanalista (cuestiones que en algunas prácticas se olvida, por ejemplo cuando se convoca a la novia de un paciente para verificar si es tan bruja chupasangre como él la padece y la pinta: "tiene usted razón señor paciente, ¡¡su novia es flor de ramillete!!"... acotación que vale también para la clínica con niños). Por último: en el seminario 10 (imprescindible hacerlo a través de la traducción de Ricardo Rodríguez Ponte) podrán encontrar el abordaje de eso que se pierde en el juego de reflejos: "el cuerpo original", ya no limitado a un jarrón escondido a la vista, sino vinculado con aquello que ausentándose del espejo en él se presentifica. Propongo esta imagen: eso que se vislumbra en el reflejo del espejo como el eco de lo que nos agita. Apenas una metáfora apoyada en el hecho de que al eco, como al Drácula de Christopher Lee, no hay modo de reflejarlo. En fin, una puerta para pensar la angustia (que no es precisamente el miedo a los vampiros...)

(2) ¿No se presiente en este recuerdo la mesa servida para engolosinarnos con la idea de trauma infantil?. ¿No hay allí uno de esos clásicos trozos biográficos que llevan a algunos a imaginar que un hecho vivido tiene el poder de un titiritero? (¡al punto de poder hacer por sí solo que de grandes, por caso, practiquemos el psicoanálisis para, a falta de saleros, reparar personas y que además insistamos con los escenarios y los abucheos!).
Pues si lo presienten levanten la mesa porque abajo de ella está la pasión por volver causa necesaria a cualquier hecho contingente. Vale aquí aquel apólogo que le escuché cierta vez a Jorge Chamorro: "ojo, no porque pasase el colectivo 60 justo cuando se largó a llover, uno va a andar diciendo por ahí que la línea 60 es causa de lluvia".





(planta de luces de la obra "Dedos en el espejo", en la puesta que realizara en "El club del bufón" en el año 2004)



















Sunday, August 23, 2015


  

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DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK 

.Nro. cuatro de la serie
(escrita en 2005) 

"¿QUÉ ES UN NIÑO?"


AMÉLIE, ZZ, PIZARNIK: 
EL ABISMO DE LAS NIÑAS



"...En su mundo no hay nombres 
ni pasado ni porvernir
                                                                                    sólo un instante cierto"
                                    
  ("El otro tigre", en "El hacedor", 
Jorge L. Borges)





Amélie (o: una niña extraviada entre el efecto y la causa)

Amélie Poulain tiene los ojos grandes y un padre médico de estetoscopio frío y manos tibias. Viven en una película de Jean Pierre Jeunet entre calles empedradas por causas y azares. 

En su rutina anual de revisión clínica, papá escucha un tum... tuc tum donde no debería: en el mismísimo pecho de su niña. Une bévue, un traspié del corazón. Un trastabilleo que de preocupante se hace signo. Y el que busca encuentra: "disfunción cardíaca". El doctor Poulain nombra una causa donde hay un signo que a él lo inquieta. Entonces lo inquietante se vuelve efecto. 



Lo que papá Raphael no sabe es que ese batir extraño sucede apenas una vez al año, en el único tiempo en que sus manos tocan la piel continente de Amélie Poulain. El resto de los días el músuculo vuelve a su burocracia de sístole diástole sístole. Sólo que ella no sabe. Como todo niño, como todo adulto, es extranjera de sus propios huesos, de su propia tierra. 

De todos modos lo único que cuenta es que en un mes idéntico del girar de rueda, caerá el día de la nueva cita. Tendrá entonces otro turno con las manos de papá.




Felices los niños


Entre la singularidad del sujeto y lo que de ella se logra saber, hay un abismo acaso tan delgado como los intersticios del empedrado. No por delgado ha de ser superable. A veces esa grieta agita. Y la inquietud se hace prisa. 

Prisa por no se sabe qué, porque las cosas funcionen, por lo que sea. Pero existe el asfalto que une las piedras, quelasdejalisas. Que pega causas a efectos en superficies sin arritmias. Así el hombre puede correr feliz. ¿Por qué corre?. Porque un rugido lo abisma.




Corre "ZZ" corre


Hay quien podría atribuir la persistencia de la grieta a vaya a saber qué torpeza adulta. En esa línea la última vez nos preguntamos: ¿tendremos mejor suerte cediéndole la palabra a los niños? (1). Fue entonces que nos topamos con el cachetazo de ZZ. 

No es mi objetivo aquí hablar de un "caso clínico", apenas de una experiencia que esboce un camino que ayude a pensar sobre aquella grieta rugiente. Decidí por eso en un post aparte (2) pintar una pequeña acuarela de lo que recorrimos en el consultorio con la niña de 5 años, y en este cuerpo central servirme de algo básico de la lógica de los conjuntos para balizar una vivencia que no por poco perceptible es menos cotidiana.




N= {a, b, c, d}; donde ZZ=N   

(o bien: ¿¿lo qué??)

Les traeré recuerdos de escuela y no hagan puchero: si tenemos la suerte de que un niño se ponga a hablar de sí (como de hecho lo hizo "ZZ" a lo largo de las entrevistas, a veces con juegos, a veces con dibujos, siempre en lo simbólico) cada pista que vaya surgiendo bien podría servir para desembocar en una definición del conjunto "NIÑO". 

Ya sea por intensión (en una definición universal que las sintetice y las represente) o por extensión (una enumeración de todas las repuestas que el mismo niño se ha dado, tomándolas como elementos que lo definen). En definitiva, eso que escribíamos hace un momento como N= {a,b,c,d}.




Ahora bien, los invito a hacer la prueba (¡sin trampearse!): pónganse a hablar de sí, en particular en situaciones donde algo los apremia lo suficiente como para estar interesados en semejante tarea. Más tarde o más temprano, en medio de inconsistencias y contradicciones, nada de lo que digan logrará ser suficiente para representarse, para auto-atraparse. 


Es una experiencia análoga a la que hace Borges en su poema con el tigre. Sus palabras intentan echarle el guante a la esencia de la cosa. En el entre-hilo de sus versos se dibuja esa vivencia que a cada hablante ha de resultarle familiar a poco de que se detenga a escuchar-se: la extraña sensación que sobreviene cuando en el afán de nombrar, una y otra vez la palabra falla. Nombro y descubro que no digo lo que quiero decir. Uf, no, no es ese tigre al que me refiero. Es otro.




El niño, un extranjero de su niñez


Así la definición de niño, aún puesta en manos del mismísimo chico, supuesto ciudadano en contacto directo con la tierra de la infancia, sufre de aquel verso serratiano: "cuanto más voy pa’ allá, más lejos queda"

Por más adjetivos, descripciones, acotaciones, restricciones, elementos que sigamos incluyendo en la definición de niño: e, f, g, h... 

¿Estamos condenados a la máxima catalana?. 

No. No si partimos de la aceptación de que producir la pregunta que nos ocupa, ¿qué es un niño?, es iniciar el bordeo de un vacío, de una verdad que se escabulle. 

Un bordeo como el de la circunstancia del tigre que Borges intenta aprehender en su poema. Lo que del animal logra alcanzar se alcanza por el fracaso: ahí mismo cuando se nos esfuma de la punta de la lengua, ese tigre está más presente que nunca jamás. 




Niño en el vacío

El fracaso anticipado de la respuesta al "¿qué es un niño?" no debiera impedir que hacia ella nos dirijamos, aún a sabiendas de que cuando le echemos el guante se nos escabullirá entre los dedos (3).

Esa persecusión lejos de dejarnos en un impasse, no sólo nos contactará con eso que intentamos nombrar cuando decimos "niño" sino que lo hará echando luz sobre uno de los enigmas más agobiantes de la infancia escolarizada: "todo conjunto incluye entre sus elementos al conjunto vacío".


En el próximo post, entrando ya en la segunda mitad de este recorrido, presentaremos un adminículo muy útil para cuando llueve vacío: el parachicos. 
Traigan bota de goma. 
Y el que no se acordó, se embroma. 

Hasta entonces


Lic. Guillermo Cabado



(con excepción de la imagen de Amelie, extraída de la película homónima, las fotos utilizadas pertenecen a los artistas Loretta Lux y Takahito Iguchi, y responden a mi gusto al por qué la aún ausente "Pizarnik" completa el tríptico del título)


(1) Para ver toda la secuencia previa de esta serie, clic en: http://rumorosa.blogspot.com.ar/search/label/QU%C3%89%20ES%20UN%20NI%C3%91O

(2) Para ver la viñeta clínica sobre ZZ: http://rumorosa.blogspot.com.ar/2012/08/complemento-al-nro-4-de-la-serie-que-es.html

(3) En definitiva de eso trataba nuestra obra, "Dedos en el espejo", que suscitara aquel diálogo de la oyente con Fernando Peña y posterior nota de éste.





NO HAY ESCRITO PSICOANALÍTICO
 SI NO ES INEVITABLE

(algo sobre el artículo de Nys Bassi
"Acerca de la/las Monstriña/s")


"Vi montes y valles
vi gentes y aviones
(...)
Si tu no estás, 
las plantas igual crecerán.
Y si tú estás, en otro lado,
el tiempo no se detendrá"

(dos mujeres, Natalia Lafourcade y Julieta Venegas, cantando "Si tú no estás")



Uno podría preguntarse: ¿es que acaso el psicoanálisis necesita de aún otro escrito?. La misma pregunta parece ya anticipar la respuesta. Pero esa pregunta es para el reino vegetal, no para el humano. Y en lo personal soy partidario del psicoanálisis que toca lo humano, no del que hace de la gente plantas explicables en su fotosíntesis.

Entonces la pregunta a caminar es otra: "¿podría evitar escribir esto que escribo?". Me late que ese inevitable es el que nos trae noticias del otro (sí, lo escribí con minúscula... la minúscula se hace mayúscula, justo en la esquina en la que nos despertamos a lo cierto).

A continuación estoy por compartir un artículo escrito por una psicoanalista desde lo inevitable. Por cierto, ése es el único modo en que un escrito podría resultar psicoanalítico y no mera repetición de consignas. Por él me llegan las noticias de dos mujeres. Nys Bassi y María Verónica Ramírez, encontrándose en un avión. Hablando del amor. De lo que ya no está, de lo que se escabulle entre los dedos y de lo que aún así queda. Y del tiempo que no se detiene (Lafourcade dixit): luego de ese viaje, un día, una de ellas, Ramírez, inaugura una muestra con sus dibujos y sus universos infantiles y monstruosos, allí donde se quiere que la princesa se convierta en un dragón y que Virgilio nos lleve al infierno y todo eso que Silvio cantara alguna vez.

Y la otra, una mujer apasionada por el psicoanálisis y el arte, Bassi, escribe una breve celebración que a continuación les comparto. Supongo que así el psicoanálisis vale la pena:




Guillermo Cabado

Tuesday, August 11, 2015


EL "PSICOANÁLISIS" QUE INSULTA CON LA TEORÍA


  

Hace unos meses leía una breve crónica en la WEB de una psicoanalista que estaba paseando por las playas brasileras y confió la siguiente observación: "¡qué histéricas somos las argentinas!!. En cambio las brasileras son auténticas, se ponen la bikini aunque tengan panza y celulitis".

"¡HISTÉRICA!"

Sí, es cierto, eso también lo dice mi tía Eduvigies.
Para ella la gente es. Y como vive en Buenos Aires sabe que la gente cuando es, es histérica, obsesiva, fóbica, etcétera.

Pero también lo dicen una serie de psicoanalistas que miran fenómenos de la vida cotidiana, ponen el foco en tal o cual persona, se olvidan lo que quiere de decir la crítica de Lacan a la idea de "situación" (parte del largo título del seminario 8 de Lacan que habla de una cosita "menor": la transferencia), y "ahorrándose" la pregunta a ése que van a "estudiar", comienzan a explicar por qué la gente es. En definitiva ejercen lo que Lacan cuestiona con todas las letras en "Variantes de la cura tipo" .

Es muy impresionante el contraste entre todas las sesudas citas de Lacan que evocan y el conjunto de acciones "antilacanianas" que realizan mientras las dicen: escuchan a alguien decir algo y comprenden en eso el deseo inconciente, se olvidan de que el significante no tiene referente, confunden "mecanismos" con lectura en transferencia, transforman la ética del psicoanálisis en una moral sobre el bien-coger, el deseo se vuelve una épica, el acto un gesto de valentía, frases como "Sócrates sólo sabe alguna cosa y es sobre el amor" la vuelven "Sócrates sabe cómo manejarse con el Otro sexo". 


Se va armando un clima en el que la gente se dispone a usar terminología psicoanalítica para criticar cómo vive el vecino, cómo tal mujer, "histérica", le dijo que no a una invitación, cómo tal tipo arrugó, "obsesivo", cuando tenía que avanzarla... ¿Y por qué no habrían de hacerlo si hay practicantes del psicoanálisis que terminan usando los términos de la teoría al punto incluso del insulto solapado a alguien que ni siquiera les ha dirigido una demanda que en algún momento les abra un lugar de lectura posible? (lo que en mi barrio se llama: "¿qué te enganchás, si ni siquiera te preguntó la hora?").


"¡UF, QUÉ OBSESIVO!!!" (un breve relato a partir del film "Cerezos en flor")


¿Qué será de la clínica en transferencia?... la llamaban "psicoanálisis"

Rudi hace años que está casado con Trudi. Trudi tiene ganas de viajar, de bailar. Ella ama la danza butoh, lo invita a soltarse el pelo y subir a escena. Pero él la evita y la invita a no “alocarse”, mientras él sigue yendo de la casa al trabajo y del trabajo a casa. Ambos protagonizan el bellísimo film de Doris Dörrie, “Cerezos en flor”, y los espectadores posiblemente no necesiten más que unos minutos para pensar “uy, qué obsesivo del orto es este hombre. ¡Qué modo de evitar la vida!” (sí... si hasta los que putean contra el psicoanálisis saben que "los obsesivos tienen un temita con la analidad").


Pero algo sucede que quizás los lleve luego a revisar si podrían sostener que él es… O acaso sólo puedan entrever que a veces Rudi se posiciona de un modo y a veces de otro. No les voy a contar la película, inspirada a su vez en un film de Ozu, “Historias de Tokyo”. Sólo decirles que si pueden, no se la pierdan. E incluso, si gustan, podrán hacer un contrapunto con las reuniones tercera y cuarta del seminario VIII de Lacan, cuando habla del duelo. Pero lo que sí quisiera contarles es este breve relato, lo suficientemente cambiado como para hacer resonar algo de lo sucedido en un consultorio. Relato con el que cerré cierto encuentro en el que propuse tomar "Cerezos en flor" en relación al seminario de Lacan:
Una vez más terminaba de quejarse de ella. Otra vez las cuentas no cerraban y se quedaba sin el balance que lo dejara decidir: “¿qué hago?... no me puedo sacar de la cabeza que si tenemos tantos choques viéndonos salteado… si me voy a convivir con ella, en un mes nos masacramos”.

Ahora lo silencia la fatiga. Entonces su oyente de siempre, ése que no se preocupa en "curarlo" de su "modo de ser",  le dice:

"No es ése el punto, eh. Todo se reduce a saber si para vos vivir con una mujer es una posibilidad... o es algo inexorable… ¿Nos vemos la próxima?”

Como el agua que ya no puede enredarse en el aceite, ninguna de sus cavilaciones en los meses que siguieron lo pudieron engañar: vivir con ella era algo inexorable.

El resto fue enterarse de cuánto talento tendría en los grises cotidianos para arrancarle a ese inexorable, el mayor placer posible.

Es que el amor no sucede para la conveniencia del amante. Pero ése no es el punto cuando se trata de lo inevitable.

Guillermo Cabado

Dedicado a los psicoanalistas que recuerdan este pasaje de "Variantes de la cura tipo" de Lacan:


"En el camino de la verdadera humildad, no habrá que buscar lejos la ambigüedad insostenible que se propone al psicoanálisis; está al alcance de todos. Ella es la que se revela en la cuestión de lo que quiere decir hablar y cada uno la encuentra con sólo acoger un discurso.

Pues la locución misma en que la lengua recoge su intención más ingenua: la de entender lo que "quiere decir", dice suficientemente que no lo dice.
Pero lo que quiere decir ese "quiere decir" es también de doble sentido, y depende del oyente que sea el uno o el otro:
ya sea lo que el hablante quiere decirle por medio del discurso que le dirige,
o lo que ese discurso le enseña de la condición del hablante. Así, no sólo el sentido de ese discurso reside en el que lo escucha, sino que es de su acogida de la que depende quién lo dice (meto cuchara: o sea que es ese oyente que se pretende "psicoanalista" el que decidirá qué es "eso" que tiene adelante y llama "paciente"):
es, a saber, el sujeto al que concede acuerdo y fe,
 o ese otro que su discurso le entrega como constituido".(en este último caso el que ejerce el poder discrecional de oyente no va para el lado del psicoanálisis... ¡es que puede ahorrarse el preguntar, sorprenderse con las respuestas, verse modificado en su siguiente pregunta... ¡si al fin y al cabo alcanzaría con observar y registrar un discurso para decir qué es el paciente!)

Sunday, August 09, 2015


CON LA CARTA ROBADA SE TERMINA ESE ASUNTO DE LAS "CONFIGURACIONES VINCULARES"

 (a partir del taller de ayer con "Como agua para chocolate")

(Gertrudis, la hija "ilegítima", está como agua para chocolate luego de probar las codornices con pétalos de rosas de su hermana Tita. El realismo mágico nos invita a pensar que son efectos producidos por la mezcla de las sustancias. Otra posibilidad es que "lleva en su ADN el gen de aquel amor prohibido". Otra posibilidad es la evocación del tercer tipo de identificación propuesto por Freud en "Psicología de las masas"... Pero no es más que especulación al servicio de un ejercicio de lectura. Acaso para la vida cotidiana, no para un psicoanálisis, la primera versión es mucho más divertida. En algunos mercados se pueden conseguir codornices. Las rosas si las usan, no olviden lavarlas bien antes, para liberarlas de pesticidas... no es cuestión de andar jodiendo con las sustancias)


Ya hemos dicho: el taller de "Lacan con cine" no aplica el psicoanálisis a las películas, se sirve de ellas como disparadores para poner en el tapete ciertos problemas que se presentan a la hora de escuchar lo que una persona viene a confiarnos al consultorio. Luego, el taller se propone a su vez como un disparador que ofrece un hilo posible para conducirse hacia el texto de Lacan y ponerse a leerlo e interrogarlo con lo planteado en el taller. Ayer nos servimos del conocido culebrón mexicano "Como agua para chocolate" porque tiene todos los ingredientes que nos enfrenta a la pregunta: ¿qué leemos en la novela familiar?. Les ofrezco aquí un pasaje muy breve:


QUIENES HAYAN VISTO "COMO AGUA PARA CHOCOLATE" SABEN QUE...

1) Cuando Tita nace, su padre muere

2) A su padre lo mata el infarto que le produce escuchar en el club que su hija anterior no es hija de él sino de otro hombre

3) Al verse viuda, Elena, la madre de Tita, "gatilla una cláusula" que dice ella es tradición familiar: por ser Tita la menor de las hijas mujeres no podrá casarse, ya que deberá vivir para cuidar a su madre. Una ley que atravesaría a las generaciones con el peso de un designio que pre-destina (el lector del cuento "La carta robada", podrá evocar aquí el legado que el detective Dupin dejaba a su derrotado Ministro: "Un designio tan funesto, si no es digno de Atreo, es digno de Tiestes")

(Mamá Elena con sus dos hijas mayores: al mismo tiempo se convierte en viuda y madre por tercera vez. Hasta allí, para ella, es la contingencia de dos revoleos de moneda. Otro asunto es cómo se tejen significaciones, y si éstas guardan alguna continuidad con los "puros hechos de la vida")  

¿QUÉ VAMOS A ENTENDER POR "GENERACIONES"?

Ayer insistimos e insistimos: no se entiende nada del valor de las complejas tablas que produce Lacan en "El seminario sobre la carta robada" sino se tiene presente que su base es que en psicoanálisis los significantes no son representaciones de hechos (sucedidos o fantaseados, aquí no hace diferencia), sino elementos que en sísignifican nada pero que según se combinen pueden producir diversas significaciones. Lo cual nos interesa porque EL "DOLOR PSÍQUICO" NO PROVIENE DE LOS HECHOS SINO DE LAS SIGNIFICACIONES QUE TEJEMOS.

Podríamos ubicar una torsión interesante, según se combinen los elementos: la dichosa Regla Familiar que cae sobre la cabeza de Tita no se habría activado por elencuentro entre Elena y su amante (o sea, la noticia sobre tal encuentro llegada al papá de Tita produciendo el “efecto mariposa”humillación paterna + infarto y muerte + madre viuda que ya no tendrá más hijos => Tita condenada a ser la que la cuide hasta el fin de sus días)…


Por el contrario la dichosa Regla que cae sobre la cabeza de Tita pasaría a producirse no sin el desencuentro de ambos que ha dejado a Elena sumida en una amargura que nos permite hipotetizar (esto no es más que un ejercicio, NECESITARÍAMOS QUE ESE DISCURSO DE LA PELÍCULA NOS ESTUVIERA DIRIGIDO POR ELENA Y SOBRE EL MISMO INTERVENIR CON NUESTRA HIPÓTESIS PARA LUEGO SABER SI SE SOSTIENE O CAE...), nos permite hipotetizar que acaso ya no se trate de la tradición familiar, así a secas, sino de ella enlazada a este otro elemento: “no estarás junto al que amas” [1].

(Mamá Elena en acción, una auténtica agente del orden que la Ley... ¿pide?)


En otros términos: ¿cómo pensar la eficacia simbólica de la Regla de Juego?...

¿Bastará para ello con decir que se transmite de generación en generación con la fuerza de un legado que de desobedecerse lo deja al rebelde fuera del paraguas del lazo social?.

¿O dicha eficacia dependerá de que tal manojo articulado de símbolos (eso es una Regla) le venga como anillo al dedo a Elena para hacer cadena con otro símbolo. Símbolo al que su posición ha quedado anundada: “amor imposible”?.

Los invito para ahondar en esta cuestión de las generaciones al análisis que realizara Lacan de la trilogía dramatúrgica de Paul Claudel en el marco de su seminario VIII ("La transferencia..."). En particular cuando al final de su sesión del 10/5/61 dijera: 


“es por esta razón que no hay necesidad, para situar la composición del deseo en un sujeto, de remontarse en una recurrencia sin fin hasta el padre Adán. Tres generaciones son suficientes. En la primera, la marca del significante”.


(en el inicio del film aparecen tres generaciones, pero en el sentido cronológico...)

Enlacen esta primera generación ya no en el sentido habitual, cronológico (ése que usan"las configuraciones vinculares" y con ello, si allí también se dice "psicoanálisis" , está claro que hablamos de cosas muy diferentes) que enlacen a "la primera generación" NO CON ALGO SUCEDIDO antes de mamá Elena sino con tiempos lógicos. De modo tal que ya no importa lo sucedido sino ubicar en el modo en el que el paciente nos cuenta la historia elementos que se suceden con una necesaria secuencia lógica. 

Así a la frase: “no estarás junto al que amas” la propongo ubicar como "la primera generación", a la que le seguirán Mamá Elena y su amante y luego Tita y Pedro. Allí tienen a las 3 generaciones de las que habla Lacan:

Sólo porque estaba operando ese “no estarás junto al que amas” es que el tiempo lógico 2, el desencuentro entre Elena y su amante, toma el valor de “amor imposible”. (¡ese mismo hecho podría haber sido significado, acaso una vez transcurrido el dolor inevitable, como “me tengo que separar de mi marido"!).  De haber sucedido así, eltiempo 3, entre Tita y Pedro, ya no hubiese tenido el mismo valor. 

Verán entonces cómo la significación no proviene de cada uno de esos tiempos, sino del modo en que se encadenan.

Guillermo Cabado


 
(the end)

(1) Frase contra la que parece batirse Tita en el final del culebrón cuando, será de Dios, el encuentro eternamente postergado con su amor, vuelve a malograrse a causa de la muerte de Pedro: la apelación al “realismo mágico” del incendio será su espada. Incendio que no deja de evocarnos aquel final en llamas de “Cien años de soledad” y su “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.