Saturday, August 01, 2015


"RECORDAR, REPETIR, REELABORAR"
(segunda parte de nuestro Freud comentado;
 rumbo al encuentro en "Lacan con cine" 
de la novela familiar de "Como agua para chocolate",
entendida como una sucesión de tiradas de monedas)


De cara al encuentro de "Lacan con cine" con la película "Como agua para Chocolate", les propongo la segunda parte de una lectura comentada del famoso texto de Freud, aplicando la lógica de lectura de Lacan y algún aporte del libro "Letra por letra" de Jean Allouch.

Aquí el texto de Freud, fiel a la versión de Strachey en Amorrortu, con letra bordó (pidiéndole disculpas al tata Freud por la intromisión intercalaré comentarios entre paréntesis, subrayados e incluso sugerencias de "subtítulos")


CONTINUAMOS CON EL TEXTO DE FREUD. AQUÍ ÉL CIERRA EL PARÉNTESIS CRUCIAL SOBRE EL REMEMORAR Y EL OLVIDO QUE ACABABA DE ABRIR

"Cuando aplicamos la nueva técnica resta muy poco, nada muchas veces, de aquel decurso de alentadora tersura [1]. Es cierto que se presentan casos que durante un trecho se comportan
como en la técnica hipnótica (hay descarga emotiva, abreacción), y sólo después se deniegan; pero otros tienen desde el comienzo un comportamiento diverso. Si nos atenemos al signo distintivo de esta técnica (la asociación libre) respecto del tipo anterior (recordar que aquélla, si bien abandonó la búsqueda de descarga emotiva reemplazándola por una búsqueda de “gasto de trabajo”, al principio mantuvo la demanda de que el paciente recordase el hecho “causante” de la neurosis), podemos decir que el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa [2] . No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber, desde luego, que lo hace.



(Tita y Pedro en "Como agua para chocolate". Ella no sabía. No sabía que separada de él se estaba repitiendo la historia de su propia madre, separada de su amante)

Por  ejemplo: el analizado no refiere acordarse de haber sido desafiante e incrédulo frente a la autoridad de los padres; en cambio, se comporta de esa manera frente al médico (Freud sostiene: “debió pasarle antes”. Desde Lacan diríamos otra cosa: no importa si pasó o no, sí importa que esto que actúa no es sin una falla en la ligadura de representaciones, en el rememorar). No recuerda (otra vez: podría tomarse este “no recuerda” no en el sentido de  “no evoca el hecho” sino como un “hay falla en la ligadura de representaciones”, algo no cesa de no inscribirse) haberse quedado atascado, presa de desconcierto y desamparo, en su investigación sexual infantil, pero presenta una acumulación de sueños confusos (algo del sentido falla), se lamenta de que nada le sale bien y, proclama, es su destino no acabar nunca ninguna empresa. No se acuerda de haber sentido intensa vergüenza por ciertos quehaceres sexuales, ni de haber temido que lo descubrieran, pero manifiesta avergonzarse del tratamiento a que ahora se somete y procura mantenerlo en secreto frente a todos (Freud: “la vergüenza no es por esto, sino por aquello”). En especial, él empieza la cura con una repetición así. A menudo, tras comunicar a cierto paciente de variada biografía y prolongado historial clínico la regla fundamental del psicoanálisis, y exhortarlo luego a decir todo cuanto se le ocurra, uno espera que sus comunicaciones afluyan en torrente, pero experimenta, al principio, que no sabe decir palabra. Calla, y afirma que no se le ocurre nada. Esta no es, desde luego, sino la repetición de una actitud homosexual que se esfuerza hacia el primer plano como resistencia
a todo recordar [3].  Y durante el lapso que permanezca en tratamiento no se liberará de esta compulsión de repetición [4] , uno comprende, al fin, que ésta es su manera de recordar" (o sea que este agieren, esta repetición en el actuar lo que no rememora, es un modo de rememorar… Para evitar el atolladero de un “rememorar sin rememorar”, podríamos decir que el agieren no es sin el rememorar. Lo cual quiere decir que no es externo, sino el punto de falla en el “corazón del rememorar”, y diremos algo más: este punto de falla es irremediable, o sea que el agieren es la manifestación del punto de imposibilidad del rememorar.  Allouch en “Letra por letra” define al agieren así: “es lo que del die Tat (hacer) está determinado por el fracaso de la rememoración”).


"Por supuesto que lo que más nos interesa es la relación de esta compulsión de repetir con la trasferencia y la resistencia. Pronto advertimos que la trasferencia misma es sólo una pieza de repetición, y la repetición es la trasferencia del pasado olvidado (recordar en “Sobre la dinámica de la transferencia”: “El mecanismo de la trasferencia se averigua, sin duda, reconduciéndolo al apronte de la libido que ha permanecido en posesión de imagos infantiles; pero el esclarecimiento de su papel en la cura, sólo si uno penetra en sus vínculos con la resistencia”); pero no sólo sobre el médico: también sobre todos los otros ámbitos de la situación presente. Por eso tenemos que estar preparados (diría más: estar disponibles a ser tomados por el agieren, por lo que hace con lo que dice) para que el analizado se entregue a la compulsión de repetir, que le sustituye ahora al impulso de recordar (consecuentes con lo comentado hace unas líneas atrás: el agieren que sobreviene en tanto el rememorar encuentra un punto de imposibilidad estructural), no sólo en la relación personal con el médico, sino en todas las otras actividades y vínculos simultáneos de su vida —p. ej., si durante la cura elige un objeto de amor, toma a su cargo una tarea, inicia una empresa—. Tampoco es difícil discernir la participación de la resistencia. Mientras mayor sea ésta, tanto más será sustituido el recordar por el actuar (repetir). (todo el asunto está en si a la resistencia la entendemos como un obstáculo que, de no mediar, nos permitiría llegar a la representación intolerable, o si la entendemos como la manifestación del punto de imposibilidad estructural que afecta a todo decir, en esta segunda línea estaríamos en la dimensión de objeto en juego en la transferencia, que plantea Lacan). En efecto, en la hipnosis, el recordar ideal de lo olvidado corresponde a un estado en que la resistencia ha sido por completo abolida (esto es cuestionable: el punto de imposibilidad y el agieren, bajo la forma de abreaacción o abreagieren, igual estará en juego. Más allá de eso, cabe destacar que la hipnosis en Freud no operaba por un efecto narcotizante como el que podríamos ubicar en “Menón”, la obra platónica donde Sócrates lleva al esclavo a la reminiscencia, a ese saber que supuestamente radicaría en él sin que él mismo estuviese advertido, sino porque, ante la demanda del médico, el hipnotizado se “tira de cabeza” en la escena que le esboza esa demanda del Otro… lo que con el Lacan del seminario X podemos precisar como un acting out, una “transferencia sin análisis”). Si la cura empieza bajo el patronazgo de una trasferencia suave, positiva y no expresa, esto permite, como en el caso de la hipnosis, una profundización en el recuerdo, en cuyo trascurso hasta callan los síntomas patológicos; pero si en el ulterior trayecto esa trasferencia se vuelve hostil o hiperintensa, y por eso necesita de represión, el recordar deja sitio enseguida al actuar (si por el contrario pensáramos la resistencia no como el sofocamiento de lo intolerable de la transferencia negativa o erótica, sino como la consecuencia de un punto de indecible estructural, este agieren ya no será una consecuencia de una representación sofocada sino de un punto de imposibilidad propio del decir, un hacer que es consecuencia del estar diciéndole al otro/Otro). Y a partir de ese punto las resistencias comandan la secuencia de lo que se repetirá (siguiendo esta otra línea: la repetición no es sin el punto de imposibilidad, lo que llevó a Lacan a distinguir en su seminario XI dos aspectos de la repetición: automatón, o deteminación simbólica, y tyché, o lo real, en tanto lo que no cesa de no inscribirse). El enfermo extrae del arsenal del pasado las armas con que se defiende de la continuación de la cura, y que nos es preciso arrancarle pieza por pieza."

(Tita reproduce una receta con pétalos de rosas... pero la reproducción falla: una gota de sangre se mezclará en la preparación con efectos de... realismo mágico)

"Tenemos dicho que el analizado repite en vez de recordar, y repite bajo las condiciones de la resistencia; ahora estamos autorizados a preguntar: ¿Qué repite o actúa, en verdad?. He aquí la respuesta: Repite todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta su ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter (aquí en Freud, se repite algo pre-existente. A partir de la 12ª clase del seminario 8, en Lacan se abre la perspectiva de que allí donde se repite, se produce lo que no había antes. Lo cual dicho en los términos de Kierkegaard será: lo único que se repite es… la imposibilidad de repetir). Y, además, durante el tratamiento repite todos sus síntomas. En este punto podemos advertir que poniendo de relieve la compulsión de repetición no hemos obtenido ningún hecho nuevo, sino sólo una concepción más unificadora. Y caemos en la cuenta de que la condición de enfermo del analizado no puede cesar con el comienzo de su análisis, y que no debemos tratar su enfermedad como un episodio histórico, sino como un poder actual. Esta condición patológica va entrando pieza por pieza dentro del horizonte y del campo de acción de la cura, y mientras el enfermo lo vivencia como algo real-objetivo y actual, tenemos nosotros que realizar el trabajo terapéutico, que en buena parte consiste en la reconducción al pasado (que es el modo que Freud postula para que el paciente se encuentre con el sinsentido de la ligadura de representaciones que le viene haciendo padecer, sólo que ese sinsentido tiene en el horizonte un verdadero sentido: “esto corresponde a esta otra escena”).

(Mamá Elena, la terrible madre que encarna la supuesta repetición de los "mandatos familiares"... ¿tendrá que ver con eso la repetición en psicoanálisis?)

El hacer recordar dentro de la hipnosis no podía menos que provocar la impresión de un experimento de laboratorio. El hacer repetir en el curso del tratamiento analítico,
según esta técnica más nueva, equivale a convocar un fragmento de vida real, y por eso no en todos los casos puede ser inofensivo y carente de peligro (léase aquí el título del film de Cronenberg: "Un método peligroso"). De aquí arranca todo el problema del a menudo inevitable «empeoramiento durante la cura»."


LA PRÓXIMA CONTINUAREMOS CON EL TEXTO DE FREUD Y NUESTRO COMENTARIO

Guillermo Cabado

Mientras tanto, los espero el sábado 8 de agosto a las 18.30hs
en "LACAN CON CINE"


Articularemos el relato del film "Como agua para chocolate" y sus codornices con pétalos de rosas
con el notable trabajo que realizara Lacan en su "El seminario sobre la carta robada" a partir de una tirada de monedas arrojadas al azar...

Informes e inscripción: 
cabado@hotmail.com


Para leer la primera parte del texto recién puntuado, clic aquí



[1] Freud retoma la argumentación donde la había dejado antes de la intercalación precedente.
[2] Esto había sido señalado por Freud mucho antes, en su «Epílogo” al análisis de «Dora» (1905e), AE, 7, pág. 104, donde considera el tema de la trasferencia.

[3]  [Cf: «Sobre la iniciación del tratamiento» (1913c), supra, pág. 139.]

[4] [Esta es, aparentemente, la primera vez que Freud menciona el concepto, que en un sentido más general habría de tener tan importante cometido en la posterior doctrina de las pulsiones. Referido, como aquí, a su aplicación clínica, se lo encuentra nuevamente en «Lo ominoso» (1919A), AE, 17, pág. 238, y forma parte de las pruebas aducidas en apoyo de la tesis general de Más allá del principio de placer (1920g), AE, Í8, págs. 18 y sigs,, donde se remite a este trabajo]

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