Monday, January 11, 2016


ONCE VECES DE ENERO
(Capítulo 6)


Recién en el octavo folio había una nueva llamada a pie de página: "consumidos los años en fuegos acuosos. No hubo incendio que te durara más que unos días entusiasmados. Pocos". 

Hugo nunca había imaginado el erotismo del olor a resina que exuda el nogal. De pronto una leve corriente eléctrica le mordisqueó el espinazo. ¿Qué sentiría una mujer si la acariciase con esas manos nuevas, esas palmas ásperas, rugosas de a saltos, que estaba esculpiendo en estas semanas de carpintero?.

Mientras intentaba torcer la suerte con su nueva talla, le dio vueltas a una hipótesis que había empezado a tomar cuerpo: quizás esa tercera voz fuese la de una amante que para el momento de escribir sus notas ya estuviese apagada por los días. Una mirada amarga y ya distante de las horas del fragor. No había marcas de adjetivos ni de pronombres ni de posesivos que revelasen que se tratara de una mujer, sin embargo esa letra aplicada y redonda la hacían suponer. Pero, ¿y si esa amante no fuese de su abuelo sino de su abuela?.


En ese instante la punta del cincel le mordió la palma de la mano. Tuvo que salir a prisa del galpón hacia la casa principal en busca de alcohol. Volvió tan pronto como pudo. No se podía dar el lujo de ceder más terreno en su impericia con la más mínima infección. Trabajó un poco más en la talla. Pero esta vez se rindió fácil. Nunca había vislumbrado que Alicia pudiera tener una amante mujer. Sin embargo no era una idea afiebrada, lo poco que había escuchado de su abuela la pintaba vagamente como una mujer "muy setentas". Pero si así fuese, y sino también, si la amante fuera de su abuelo, ¿cómo había llegado ella hasta ese libro?. ¿Lo habría alcanzado allí, en el entorno mismo de la casa?, ¿o el libro llegó después al galpón?.

Lo que sí parecía es que ni Adolfo ni Alicia tuvieron chance de leerla. Tendrían que haber reaccionado: alguna observación, tachadura. No había el más mínimo signo de oposición. Una tercera voz llegada a esos folios en un tiempo posterior, pero a su vez contemporánea y partícipe de los hechos contabilizados allí, año a año.

"Qué cosa extraña el olor del nogal después de la legra", pensó Hugo en el mismo instante en que se dio cuenta de que esa mañana se había olvidado de ponerse medias. Ahora entendía por qué le estaban doliendo tanto los dedos gordos de sus pies.



Guillermo Cabado

(mañana 7 de enero, el capítulo 7)
Para leerlo, clic aquí

(todas las fotos fueron tomadas entre Montevideo, principalmente, y Colonia)

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