Wednesday, February 03, 2016


EN LA DORADA SIEN
(a Marosa di Giorgio la conocí un día en que la tarde era feliz)


(fue cerca de este rincón de la casona vieja de la Boca dulce)


"Mi madre labraba como nadie el azúcar y la miel, los cirios de color de rosa, la jalea inmortal, las masas finas y ardientes como clavelinas, las tartas como pañales de clavelinas. La casa de los Reyes se mantenía de nuestra casa. A veces, uno de aquellos hombres dulcísimos, de aquellos muñecos de manzana, comenzaba a latir, a suspirar, a aletear. Con mil gramos justos de miel y alguna almendra podía fabricarse un ángel; pero, si esto acontecía, mi madre le pegaba en la dorada sien hasta darle muerte y sus manos quedaban temblando aterrorizadas por un instante. Yo, como niña, que aún era, como apenas adolescente, fingía no ver nada; sólo ayudaba a descargar las mercancías desde el carruaje imperial, o a subirlas"

(fragmento de "Druida", en "Los papeles salvajes".
El banquito está escondido y a la vista en la calle Py Margall, "Querida Elena")